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Tala de mangles, pesca y cazas de aves amenazan biodiversidad en bahía “La Gina” en Miches

miches

Escrito por: ARISMENDY CALDERÓN

A tres años de la devastadora destrucción, el corte de mangles es perceptible desde que se asoma la vista a la bahía, reservorio por excelencia de camarones, tortugas, manatíes y delfines.

La Gina, Miches. Bahía La Gina, es un bosque salado bañado por el Atlántico que se encuentra a un metro de altitud sobre el nivel del mar, en la comunidad del mismo nombre en el municipio de Miches y donde, la pesca y caza de aves y la devastación de sus mangles han sido el mayor daño medioambiental que se haya hecho en la región Este en los últimos cinco años.

Más de 30% de los mangles y cocoteros fueron derribados por hacendados, que poseen fincas en las proximidades y que pretendían hacer de los manglares marinos, una playa para uso personal.

Aquí donde el sol sale a las 8:00 de la mañana y se oculta pasada las 7:00 de la noche, también pescadores inescrupulosos están capturando manatíes y delfines, para sacrificarlos y vender sus carnes en los municipios de Sabana de la Mar y Samaná.

La bahía es afectada por la sedimentación que arrastran los ríos Arroyo Rico, Magua y La Gina, que provocan un bajo calado del terraplen que sirve de embarcadero, donde se puede observar un cementerio de pequeñas embarcaciones, que a su vez afean el entorno de este importante recurso marino.

Las últimas talas de mangles se produjeron hace unos tres años, pero el impacto fue tan grande, que al llegar a la bahía y se mira al este y oeste se aprecia el calvero producido por la mano criminal del hombre.

En la sangría costera, además se está utilizando “La Licuadora”, una modalidad de pesca que arrasa con la producción grande y pequeña de peces y destruye la flora marina, provocando daños a los arrecifes coralinos que hay en la zona.

La Gina, es un reservorio de crustáceos y tortugas marinas, que desovan en la arena de playa que tiene la bahía.

Medio Ambiente. El ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, busca restablecer el escudo de protección que permitían los mangles, sembrando caobas y maras.

El área fue recuperada por Jaime David Fernández Mirabal, pasado ministro de Medio Ambiente, que construyó una caseta ecológica, que sirve de guarida a quienes protegen este invaluable reservorio de crustáceos y mamíferos marinos.

Julián Antonio Martínez Torres, supervisor de Medio Ambiente del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales

Se planea construir un embarcadero o muelle para permitir los turistas acorten la distancia, para conocer de los recursos naturales y el medio ambiente que rodea la sangría marina.

Una brigada compuesta por catorce hombres y mujeres trabajan en la tarea de siembra y mantenimiento de los manglares, caobas y maras, con lo cual se busca subsanar los daños provocados al medio ambiente  provocado por el hacendado que usufructúa los terrenos próximos a la bahía.

Solo un hombre tiene a cargo la protección y cuido de bahía La Gina, ubicada a un dos kilómetros al norte del distrito municipal La Gina y ocho de Miches.

Especies. La bahía tiene uno de los bancos de camarones y langostas más grande del litoral costero comprendido entre Sabana de la Mar y Miches.

También está uno de los bancos más grandes de peces pequeños, que se refugian en los manglares para evitar ser devorados por los grandes.

Abundan los manatíes, pero  como dice Martínez Torres, están siendo capturados de manera indiscriminada por pescadores de Samaná y Sabana de la Mar, que van a la zona a pescar por el rico manjar marino que posee la corta bahía.

Explica el técnico que en la bahía además cohabitan toninas o delfines blanco y gris, que se alimentan lisa y lila, que ha ido cubriendo el ala Este de La Gina.

La bahía abarca desde la comunidad de La Gina hasta la de Arroyo Rico, donde se observan también cayos de pájaros, que atraen a turistas.

“Estos mangles son el escudo del pueblo de La Gina en temporadas ciclónicas y tormentas, por lo tanto estamos trabajando para restablecer la destrucción de mangles que se hizo en pasado reciente en la zona”, explica el técnico medioambiental.

Con la desforestación implementada por hacendados, prácticamente desaparecieron los cocoteros de la ribera de la bahía.

La bahía La Gina fue declarada por el decreto  presidencial 309 del año 1995.

El bosque salado de La Gina es un espacio compuesto por especie leñosas de una excelente producción biótica, que ha crecido junto con las mareas marinas que golpean las costas en los llanos costeros de Miches y Sabana de la Mar.

Es refugio de aves nativas y migratorias, que en la actualidad están siendo eliminados por cazadores inescrupulosos, que se presentan con perdigones y rifles de alto calibre a los manglares y bosques adyacentes.

La tala de manglares para dedicar el terreno al pastoreo de animales, la agricultura y proyectos turísticos, se ha convertido en una amenaza en todo el litoral costero de Miches, donde el ministerio de Medio Ambiente tiene que poner los ojos y las acciones para detener la depredación del bosque salado en la zona.

Vía: Hoy