Mujeres en Desarrollo Dominicana, Inc. (Mude) es una asociación sin fines de lucro que este 23 de octubre cumple 45 años aportando al desarrollo integral de las mujeres y sus familias, en la defensa de sus derechos, en especial a la educación, la salud y el empoderamiento económico, trabajando en comunidades en condiciones de vulnerabilidad y pobreza.
Diario Libre conversó con Rosa Rita Álvarez, directora ejecutiva de la entidad, quien explicó que, en estos 45 años MUDE ha desarrollado 326 proyectos en 525 comunidades en 25 provincias del territorio nacional, conformando 2,746 redes, con el soporte de 179 agencias de cooperación, donantes y contribuciones de empresas privadas.
«Mude nació en el año 1979, en el marco de ‘La década de las mujeres‘, promulgada en Naciones Unidas, porque se estaba creando todo un movimiento general e internacional para tratar de ver cómo se podían ir logrando compromisos con los países que fueran en beneficio de los avances sociales, económicos y políticos de las mujeres«, recordó Álvarez.
«Los derechos y la igualdad de género y de oportunidades son los elementos fundamentales, las pautas y norte de nuestro trabajo que es para las mujeres vulnerables, en pobreza, en las áreas rurales», agregó.
En la actualidad, Mude opera dos ejes centrales: un programa social fundamentado en la cultura de género, empoderamiento y autonomía de la mujer, y un programa económico para el desarrollo de microempresas, donde se brinda educación financiera y técnica, ambos amparados en la igualdad de género y los derechos establecidos en la Constitución, sin preferencia partidaria.
Esto le ha permitido otorgar más de 39 mil créditos en los últimos 25 años, por un poco más de mil millones de pesos.
Los inicios
Haciendo remembranza, Álvarez indicó que en los primeros años en la institución, entre 1979 y 1990, se enfatizó en el fomento y la conformación de asociaciones comunitarias, rompiendo el paradigma de que las mujeres solo eran «amas de casa».
«Entendimos que a través de acciones individuales no era posible tener el impacto tan relevante que nosotros entendíamos que las mujeres podían tener. En la medida en que las mujeres se involucraban en esos grupos, se sentían como más de respaldadas unas con las otras», dijo.
Dijo que con esta acción lograron identificar necesidades tan básicas como la construcción de puentes para enlazar las zonas más remotas con las áreas urbanas, ayudando a mujeres con complicaciones en trabajo de parto a llegar más rápido al hospital o a tener mejor y mayor acceso para la compra y venta de productos.
«La agropecuaria era la base fundamental del desarrollo de las áreas rurales. Las mujeres tenían un trabajo secundario porque ellas se involucraban apoyando a los maridos», citó como uno de los grandes desafíos en esos tiempos.
Se les otorgó capital sin intereses, a modo de donación que las habitantes en zonas rurales utilizaron para criar chivos, vacas y sembrar plátanos, guineos y vegetales.
También se coordinó un programa de alfabetización para campesinas.
Los años 90
En la década de los 90, Mude introdujo en estas comunidades remotas el crédito con una tasa subsidiada, usado no sólo para la agropecuaria, sino para pequeñas industrias y artesanía.
«Ese programa se mantiene, sin embargo hoy en día que la agropecuaria no tiene una demanda tan alta como lo que es comercio y servicio», aclaró la directora.
Señaló que se crearon huertos familiares y escolares, algunos de los cuales se llevaron a comerciales y brigadas de reforestación en Jarabacoa, Constanza y Salcedo.
En cuanto a salud sexual y reproductiva se les asistió en métodos de planificación, ya que en el número de hijos por mujer en las zonas urbanas era menor que en las áreas rurales.
Se motivó la participación de las mujeres en proyectos electorales y empujar leyes a favor de ellas: Ley de Violencia Intrafamiliar, Ley de Cuotas, Ley de Reforma Agraria (que no estaba feminizada).
Entrado el milenio
Con el cambio de milenio, entre 2001 y 2010, Mude se enfatizó en VIH/Sida con programas de prevención y el cuidado de un paciente contagiado.
«En ese entonces había muchos temores de que la gente supiera que tenía el VIH», afirmó Rosa Rita.
En esa década se construyeron 28 acueductos comunitarios y se instalaron 45 bombas manuales, mejorando la potabilidad del agua, reduciendo dermatitis, infecciones ginecológicas, gastrointestinales y dolores musculares al reducirse los viajes a cargar el líquido.
Se enfatizó la lucha contra el embarazo en adolescentes y seguimiento a niños de 0 a 5 años, con campañas sobre la correcta hidratación oral.
«Nosotros logramos que comunidades no tuvieran muertes infantiles por deshidratación», mencionó con orgullo.
Del 2011 al 2024
En los últimos años, Mude ha continuado con el involucramiento de las mujeres en los derechos humanos, trabajando para la erradicación de las uniones tempranas, violencia de género y educación para el cambio climático.
A la fecha, cuenta con 63 empleados y oficinas en San Juan, Barahona, Santiago y Santo Domingo, así como dos en Higüey y Herrera, exclusivas para los temas sociales.
«Son 45 años, pero fíjate que hay un denominador común, es ellas y para ellas, en donde nosotros somos un acompañante», afirmó.
La directora destacó que, la sensibilidad y la solidaridad las heredó de sus padres. De su carrera universitaria, la psicología, aprendió a brindar apoyo y respaldo.
«El trabajo social no solo me retroalimenta, me revive», comentó.
«Las oportunidades son vitales. El reto es lograr y continuar con que las mujeres tengan más respeto y derechos, erradicar las desigualdades por género. No hay razón para que la sociedad las limite. Hacer que las mujeres se sientan más seguras, habilidosas, seguirlas apoyando, acompañando en su visión y crecimiento en los negocios», concluyó.