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“Un líquido que mató todos los peces”: vecinos del Haina con poca orientación oficial sobre derrame de químico

 

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Un líquido que mató todos los peces. Es lo único que saben los pobladores de Cabón, una comunidad cercada por la miseria y tocada por las contaminadas aguas del río Haina, que atraviesa el municipio Bajos de Haina en la provincia San Cristóbal. Desconocen el nombre de la sustancia química que derramó ‘‘de manera accidental’’ —como señalan las autoridades— Brenntag Caribe S.R.L., la empresa de capital holandés y con presencia en 17 países de la región.

Se despertaron la mañana del domingo 18 de marzo y confirmaron que no era un día habitual. Abundaban los peces muertos y el hedor cubría el barrio de escasa vegetación. Una que otra mata de mango o aguacate, chinola, dos palmas y plantas de plátanos aisladas, para consumo familiar, acompañan la vista al caminar entre callejones minados con pequeñas viviendas remendadas con bloques de concreto, madera, hojas de zinc o lo que se consiga.

Los gallos y el ruido de las industrias componen la música de fondo para los habitantes del sector. Las gigantes embarcaciones para transporte de mercancías y el río que los separa del puerto son la fotografía más cercana que registran sus ojos. Un mundo ajeno de progreso, a pesar de que el puerto de Haina es el de mayor movimiento de carga en el país, según la Comisión Presidencial para la Modernidad y Seguridad Portuaria.

El puerto se encuentra en la desembocadura del río y posee dos terminales: Haina Oriental y Haina Occidental, ubicadas a ambos lados del afluente, al oeste del poblado de Haina. 

“Todo el mundo comenzó a sacar los peces porque pensábamos que servían, pero tenían un ´vajo´ que nadie aguantaba y tuvimos que votarlos’’, cuenta Yovanny de la Cruz, una mujer que tiene toda su vida en Quita Sueño, pero que nunca había visto algo semejante.

Aunque las autoridades del Ministerio de Salud Pública dijeron el lunes 20 de marzo que orientaron a la población para que tomara medidas preventivas, como dirigirse a un centro sanitario en caso de reflejar algún síntoma inusual, no especificado, la comunidad se aferra a la observación primaria que toma de su entorno, no a protocolos de contingencia por parte de entidades gubernamentales.

Que había mucha espuma blanca en el río y el visible daño a la fauna es la información que manejan, entre ellos pescadores de la zona. A pesar del comunicado emitido por el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca), en el que se prohíben las actividades pesqueras, siguen entrando al agua.

“Aquí no ha venido nadie más que unas personas a tirarle fotos al río y luego se fueron’’, afirma Mildred Félix mientras sus vecinos asienten su testimonio.

El caso de Víctor Encarnación, un pescador desde los 17 años de edad y que ya se acerca a los treinta, no es aislado. Comenta que no había visto algo semejante y que la desgracia no pudo ser peor.

La compañía responsable tiene operaciones en el país desde 1977 y, según menciona en su página web, “atiende alrededor de 1,500 clientes en las áreas de cuidado personal, alimentos y bebidas, agricultura, minería, textil y refinación”. En un comunicado, su gerente de operaciones, Julia Báez, dice que contrataron a Capsa, una empresa especializada en el cuidado del ambiente. Su versión hasta la semana pasada fue que había eliminado los daños residuales vertidos en el río Haina en un 90 por ciento.

Aunque la empresa Brenntag Caribe definió como “leve” el grado tóxico del producto, según explicó Carlos Feliciano, director de gestión ambiental del Ayuntamiento Bajos de Haina, sus efectos llegaron desde la desembocadura de río hasta la playa. De hecho, agregó que se prohibirá el uso de la zona costera durante el asueto de esta Semana Santa.

De acuerdo a los datos facilitados al Ayuntamiento Bajos de Haina por la multinacional, el nombre del producto es Tergitol™ 15-S-20 Surfactant, un químico que se utiliza para superficies.

Aunque su ficha de datos de seguridad indica que la toxicidad vía oral, cutánea o por inhalación es leve, una exposición prolongada podría causar irritación en la piel, “con enrojecimiento local”; y en los ojos “puede producir una ligera lesión transitoria (temporal) de la córnea”.

La empresa “cuenta con una terminal marítima situada en la localidad de Haina, que permite el almacenamiento y manejo de productos químicos a granel con más de 6,600 m3 de capacidad, tanto para el mercado local dominicano como para otros países de la Región Caribeña, como Puerto Rico, Jamaica, Haití, Trinidad y Tobago, entre otros”, según los detalles publicados en su página digital.

Dice estar triplemente certificada “bajo las normas internacionales ISO 9001:2008, ISO 14001:2004 y OHSAS 18001:2007”, lo que, según afirma, le permite “mantener altos estándares de excelencia en sus procesos y servicios”.

De parte del Gobierno, el ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, advirtió que la compañía será sancionada por daños ambientales, pero a 10 días del derrame, aún se desconoce el tipo de medida que aplicará.

De hecho, según informó el encargado de medio ambiente del municipio, el protocolo consiste en esperar los resultados de los estudios que pueden tardar mínimo una o dos semanas, de acuerdo con informaciones del Ministerio.

Mientras tanto, los hombres y mujeres que viven a la ribera del río, desde donde salen cada noche de 20 a 40 yolas con pescadores a bordo en busca del pescado que sirve para el sustento diario de sus familias, dicen que todavía esperan que las autoridades de Salud Pública y Medio Ambiente vayan a conversar con ellos.

El caso de Víctor Encarnación, un pescador desde los 17 años de edad y que ya se acerca a los treinta, no es aislado. Comenta que no había visto algo semejante y que la desgracia no pudo ser peor. En los días malos puede sacar del agua el equivalente a 40 libras de pescado. En los buenos unas 200 libras. “Uno para Semana Santa lo pudo vender mejor, pero ahora con esto que ha pasado, se cayó todo”, lamenta.

Acento