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La oportunidad está en la basura

El negocio del reciclaje en Colombia mueve más de $354.000 millones al año y representa una importante fuente de ingresos para el país. Las oportunidades de crecer son gigantes, pero se necesitan reglas claras.

Aunque parezca difícil de creer, la basura representa una oportunidad de ‘oro’ para el país. En primer lugar, porque su manejo adecuado evita la saturación de los rellenos sanitarios; en segundo lugar, porque es la fuente de empleo para 300.000 familias colombianas; y, tercero, porque genera negocios valorados en más de $354.000 millones al año, pues el reciclaje representa más del 50% de la materia prima que se utiliza en la producción industrial, de acuerdo con cifras de la Andi y de la Asociación Nacional de Recicladores de Bogotá.

Pero, lo que se recicla en Colombia no es suficiente para satisfacer las necesidades de la industria. Según la Andi, el año pasado el país demandó cerca de 750.000 toneladas de residuos reciclables, de las cuales solo se recuperaron 645.200, lo que indica que 104.800 se quedaron literalmente en la basura. 

En el caso del papel, para solucionar el déficit, Colombia tuvo que importar 100.000 toneladas de material reciclado de Estados Unidos y de Centro América, asumiendo unos costos de flete que, según la Andi, son desfavorables para la industria. Nohra Padilla, directora de la Asociación de Recicladores de Bogotá, dice que por cada tonelada de papel reciclado la gran empresa paga $550.000, lo que quiere decir que el año pasado se dejaron de transar alrededor de $57.600 millones por este concepto en el país. 

La situación podría revertirse en el mediano plazo, si se tiene en cuenta que cada vez hay más interesados en apostarle a este negocio. Muestra de ello es la entrada de la empresa Residuos Ecoeficiencia S.A., de Tomás y Jerónimo Uribe, los hijos del presidente Álvaro Uribe, con lo cual más de uno puso su mirada sobre el sector.

Sin embargo, se requiere más que nuevos actores. El país debe asumir una política clara frente al manejo de las basuras y crear las condiciones necesarias para que el reciclaje, que existe hace más de 60 años, se convierta en un eslabón importante de la actividad productiva.

El panorama 

«La recolección más visible actualmente es la de los recicladores callejeros; sin embargo, es la que menos peso tiene en la cadena, debido a que la mayor parte del volumen se transa entre grandes generadores, como impresores, fábricas de empaques, grandes superficies y centros comerciales, a los cuales la industria les compra directamente el material», sostiene Magdalena Uribe, representante del comité de reciclaje de la Andi.

Aunque paradójicamente el grueso de las basuras sale diariamente a las calles, la falta de incentivos para generar una cultura de reciclaje hace que se pierdan oportunidades significativas, tanto para los recicladores como para el país.

Según el Ministerio de Ambiente, Colombia genera alrededor de 27.000 toneladas de residuos diarios (810.000 al mes), de los cuales el 85 % se generan en los hogares, y el 15% restante es producido conjuntamente por el comercio, la industria, las instituciones, las plazas de mercado y las vías públicas. 

Del gran total que se produce en los hogares, se calcula que solo un 20% es recuperado por los recicladores en las calles, mientras que el porcentaje restante va a parar a los rellenos sanitarios, que hoy están al punto de la saturación. 

Problema mundial

El Observador Económico, una publicación on-line de la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global, hace un pequeño análisis de los avances mundiales en torno al reciclaje, y concluye que son pocos los países en el mundo que han tomado conciencia de lo que significa incluir el tema en las agendas públicas.

Tan solo los países que conforman la Unión Europea muestran avances significativos en el aprovechamiento de las basuras. En los países nórdicos, por ejemplo, se aprovecha el 60% de las basuras, mientras que en Bélgica el porcentaje llega hasta el 90%, como resultado de la implementación de sistemas regionalizados donde la cadena empieza por los productores de desechos.

En América Latina, el aprovechamiento de los residuos es diferente por razones de tipo cultural; aquí la cabeza de la cadena es el recolector y la actividad tiene gran impacto sobre el empleo. Según el Banco Mundial, en la región hay alrededor de 70 millones de personas dedicadas a esta actividad.

El modelo colombiano 

En Colombia, se estima que hay 300.000 personas que derivan sus ingresos del reciclaje, de las cuales solo el 30% están formalmente organizadas. Según Padilla, cada reciclador se gana en promedio $8.000 diarios por recolectar 300 kilos de material, que es la capacidad máxima que se recupera al día.

En este canal, la cadena funciona de la siguiente manera: el reciclador callejero lleva el material a las bodegas intermedias, donde les pagan $250 por kilo. De estas bodegas se envía a los grandes centros de acopio, donde pagan $400 por kilo y de allí se envía a la gran empresa, donde la remuneración es de $550 por kilo. 

El otro canal de recolección es a través de las empresas de aseo (Lime, Atesa, Aseo Capital y Ciudad Limpia), que hacen parte de los programas de reciclaje de la Alcaldía de Bogotá; también están las empresas que se especializan en atender el segmento corporativo, como Residuos Ecoeficiencia S.A.

En todos los frentes hay oportunidad de crecer. La clave está en crear los suficientes estímulos, desarrollar una cultura sobre el valor del reciclaje y crear las condiciones necesarias para lograr los objetivos.

El cuello de botella 

En opinión de Magdalena Uribe, «el problema es que no hay reglas claras para el reciclaje, e incluso hay contradicción en la forma como están planteadas las normas», dice.

El más reciente cambio se dio con la creación del comparendo ambiental, que surgió con la Ley 1259 de diciembre del año pasado. Aunque el propósito del comparendo era crear conciencia ambiental, el hecho de anunciar sanciones para quienes manipulen las basuras en la calle ha resultado ser toda una bomba de tiempo. Los recicladores de la calle sienten vulnerado el derecho al trabajo y tienen demandado el comparendo por inconstitucionalidad, según informó Padilla.

El ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Carlos Costa Posada, afirma que «el comparendo ambiental no fue iniciativa del Gobierno y personalmente me parece que, como está planteado, es muy duro con los recicladores», dice. Para el Ministro es claro que hay que crear mecanismos para organizar el reciclaje, pero se debe hacer de manera concertada con todos los actores que intervienen en la cadena. 

El futuro 

Los ingresos y ahorros que le aportan el reciclaje a un país son significativos. Hay indicadores que muestran que, por cada tonelada de papel recuperado, se evita la tala de una hectárea de árboles. Adicionalmente, la utilización de productos reciclados contribuye a la disminución en el consumo de energía. 

En el caso del pet (botellas plásticas), se estima que por cada kilogramo reciclado se conserva el equivalente a 1,1 galones de petróleo. Incluso en países como Argentina, el pet se exporta a China, donde hay una creciente demanda por este material.

Para la empresa privada es clara la oportunidad en el reciclaje y por esta razón ha venido liderando algunas iniciativas.

Natura Cosméticos, por ejemplo, lanzó a comienzos del presente año un programa de reciclaje en alianza con la Asociación de Recicladores de Bogotá, mediante el cual «se busca establecer una práctica rentable alrededor de las basuras», sostiene Alessandro Carlucci, director presidente de Natura Cosméticos.

Enka, por su parte, puso en funcionamiento una moderna planta de reciclaje para recuperar 9.000 toneladas de botellas de pet al año. El año pasado, Colombia consumió más de 60.000 toneladas de botellas de pet, de las cuales solo recicló el 28%, lo que representa una buena alternativa para Enka.

Otras empresas que también le apuestan al tema son Diaco, Carrefour, Cartón de Colombia, Baterías Mac, Indupalma, Coca Cola y Nokia, entre muchas otras.

El año pasado se creó también el Compromiso Empresarial para el Reciclaje (Cempre Colombia) que busca promover buenas prácticas en el manejo de los residuos sólidos y, en el Ministerio de Ambiente, también se adelantan proyectos para el reciclaje de pilas, residuos eléctricos, aceites, baterías y bolsas plásticas, a la vez que se adelanta un proyecto para el cierre de los botaderos de cielo abierto que representan una amenaza para la comunidad.

En Bogotá, la expectativa gira en torno a la reglamentación para las bodegas de reciclaje y a la licitación que se abrirá en el primer semestre de 2010 para la autorización de nuevas empresas de aseo en la recolección del reciclaje.

El tema seguirá varios meses sobre la mesa porque, si el país no recicla, seguirá perdiendo la oportunidad de aumentar los ingresos por esta vía y aumentará uno de los problemas más graves para la salud pública: el incremento desordenado de las basuras. La salida está en lograr la concertación de todos los actores y fijar reglas claras para avanzar por buen camino.

Dinero.com