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La evolución humana llevó a una sed extrema de agua

La humanidad depende más del agua que muchos otros mamíferos existentes, así que hemos desarrollado una serie de estrategias y mecanismos inteligentes para obtenerla. Un claro ejemplo de esto son los «Tsimane» son un grupo de horticultores, recolectores que viven en una región cálida y húmeda de Amazonía boliviana. Esta tribu obtiene el agua potable que necesitan de diferentes lugares y solo de dos tipos de enredaderas.

Aunque Los seres humanos, no son los únicos que llevan un registro de las fuentes de agua naturales; muchos animales hacen mapas mentales de su entorno para recordar dónde se encuentran los recursos importantes y algunos incluso alteran sus entornos para obtener agua. ´´Pero somos los únicos en tomar medidas mucho más extremas. ´´

Observando estos entornos podemos ver que, a lo largo de la historia, la humanidad ha diseñado drásticamente sus entornos para garantizar el acceso al agua.

Un claro ejemplo de esto fue cuando se construyó, hace más de 2,000 años, en la ciudad romana de Cesárea en el Israel actual, una serie de acueductos para transportar agua desde manantiales hasta a 16 kilómetros de distancia debido a su importancia geográfica para su dominio colonial y sostenibilidad de la ciudad, este arreglo proporcionó a 50.000 personas aproximadamente 145 litros de agua per cápita al día.

Hoy en día, las ciudades utilizan vastas redes de distribución para proporcionar agua potable a las poblaciones, lo que ha llevado a mejorías notables en la salud y el crecimiento poblacional. Cuando tenemos mucha agua, nos olvidamos de lo importante que es. Pero cuando el agua es invaluable, es en lo único en lo que pensamos. Todo lo que se necesita es la noticia de un cierre o un evento de contaminación para que las preocupaciones sobre la inseguridad del agua se afiancen.

Llevándonos a que, sin suficiente agua, nuestras funciones físicas y cognitivas se deterioran. Sin agua, morimos en cuestión de días, de esta manera, los humanos dependen más del agua que otros mamíferos. Investigaciones recientes han esclarecido los orígenes de nuestras necesidades del agua y cómo nos adaptamos para saciar esa sed. Resulta que tanto la comida ha dado forma a la evolución humana, también lo ha hecho el agua.

El adolescente de Tsimane bebe agua de una enredadera en la Amazonía boliviana. Crédito: Matthieu Paley

Los humanos no solo la consumimos, sino que también expulsamos agua por medio de la sudoración siendo esta una adaptación corporal para descargar el exceso de calor y mantener la temperatura mientras se mueva, como lo ha mostrado en su trabajo la antropóloga Nina Jablonski Universidad Estatal de Pensilvania y Prof. John Moores de Liverpool en Inglaterra.

Sin embargo, esta capacidad mejorada de sudoración tiene una desventaja: eleva nuestro riesgo de deshidratación. La deshidratación, significa que dependemos más de fuentes externas de agua que nuestros primos primates y mucho más que los animales adaptados al desierto, como ovejas, camellos y cabras, que pueden perder del 20 al 40 por ciento de su agua corporal sin correr el riesgo de morir. Estos animales tienen un compartimento adicional en el intestino llamado estómago de bosque que puede almacenar agua como un amortiguador interno contra la deshidratación.

Los mamíferos del desierto, como los camellos, tienen una variedad de adaptaciones a la escasez de agua. Crédito: Mlenny Getty Images

Los seres humanos han evolucionado para usar menos agua que los chimpancés y otros simios, a pesar de nuestra mayor capacidad de sudoración, como ha demostrado una nueva investigación de Herman Pontzer y sus colegas. Sin embargo, nuestra mayor dependencia del agua potable en lugar del agua de los alimentos significa que debemos trabajar duro para mantenernos hidratados.

Los acueductos traían agua de manantiales distantes a la antigua ciudad de Cesarea. Crédito: MARIE LISS Getty Images

Sin embargo, la cantidad exacta de agua que es saludable difiere entre poblaciones e incluso de persona a persona. Actualmente existen dos recomendaciones diferentes para la ingesta de agua, que incluye el agua de los alimentos. Se han hechos estudios experimentales entre ratas y ovejas preñadas que han demostrado que la restricción de agua conduce a cambios críticos en la forma en que sus crías detectan la deshidratación corporal. Estos hallazgos indican que el punto de ajuste de la sensibilidad a la deshidratación se establece en el útero.

Por lo tanto, las señales de hidratación recibidas durante el desarrollo pueden determinar cuándo las personas perciben sed, así como cuánta agua beben más adelante en la vida. En cierto sentido, estas primeras experiencias preparan a la descendencia para la cantidad de agua presente en su entorno.

Aunque las experiencias de la vida temprana pueden determinar cuánta agua bebemos sin que nos demos cuenta, la localización de fuentes seguras de agua es algo que aprendemos a hacer activamente,en la actualidad se han desarrollado muchas bebidas dietéticas que incorporan bebidas fermentadas bajas en alcohol, que pueden ser fuentes esenciales de hidratación porque la fermentación mata las bacterias, mientras que Las bebidas que contienen mayores porcentajes de alcohol, por otro lado, aumentan la producción de orina y por lo tanto agotan las reservas de agua del cuerpo.

Viendo todo esto nos damos cuenta que obtener suficiente agua es uno de los desafíos más antiguos y urgentes de la humanidad. Quizás no es sorprendente, que mapeamos la ubicación de las fuentes de agua en nuestra mente, ya sea una parada de descanso en una carretera, un manantial en el desierto o una planta de la jungla. Por lo que queda esta incógnita; ¿Cómo vamos a poder satisfacer nuestras necesidades de agua, particularmente en el entorno sin acceso inmediato a agua limpia?

Ojalá.do