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La demanda en China pone en jaque a los burros en América Latina y África

Las autoridades chinas aplican desde el primer día de 2018 un recorte del impuesto a la importación de pieles de burro, un producto cuya enorme demanda ha puesto en jaque a países de América Latina y África donde la población de esta especie ha caído.

El impuesto pasará del 5 al 2 %, según un anuncio del Consejo de Estado (Ejecutivo chino).

Gran demanda para la medicina tradicional

China es un enorme mercado para los burros. Con su piel se elabora una gelatina llamada “ejiao” que según la medicina tradicional china sirve desde para tratar la anemia hasta mejorar el rendimiento sexual.

Además, la carne de estos equinos es muy demandada en amplias regiones del gigante asiático.

Sin embargo, la población de estos animales en China se ha desplomado en los últimos años, al pasar de 11 millones en 1990 a 3 millones en 2017, según las estadísticas oficiales chinas.

Búsqueda en América Latina y África

Con la población de burros escaseando en China, los comerciantes de este país se han lanzado en los últimos años en busca de materia prima, sobre todo en África y Latinoamérica (como Perú o México).

En África, los burros a menudo son robados por los traficantes. Incluso si la compra es legal, muchas veces se despelleja el animal y la carne se deja pudrir, a falta de medios para conservarla para su transporte hacia China.

Países africanos como Níger o Burkina Faso ya prohibieron en 2016 la exportación de pieles de burro a China, mientras que otros aplican o estudian medidas restrictivas de diverso tipo, ya que estos animales son necesarios para el trabajo agrícola o el transporte de cargas.

Una piel entera y sin daños puede comprarse en China por unos 3.000 yuanes (385 euros, 460 dólares). Una vez en el país, las pieles son empapadas en agua y hervidas para extraer la gelatina.

EFEverde