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¿Generas basura? Hazte cargo de ella con responsabilidad

Colocar las bolsas o tanques de basura en la acera para que se la lleve el camión y el ayuntamiento local se encargue de ella no completa el ciclo de consumo por parte del ciudadano. Todo lo contrario. La entrega irresponsable de los desechos es la causante de muchos de los males ambientales y de salud relacionados con la gestión de residuos sólidos. 

Esto consideran los expertos que participaron en un panel sobre los cuellos de botella en el manejo de los residuos sólidos urbanos durante la celebración del “Congreso internacional de gestión de residuos sólidos: minimización, valorización y reciclaje”, organizado por la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC) a través de su Vicerrectoría de Ciencia, Tecnología & Innovación, en el marco del proyecto de investigación Care4Waste.

Durante el encuentro fueron identificados cinco cuellos de botella que impiden la eficiencia en la gestión de residuos sólidos urbanos en República Dominicana.

El ingeniero, consultor ambiental y catedrático de Ingeniería Sanitaria en la UASD, Roberto Castillo Tió, habló sobre las normativas y regulaciones; Maribel Chalas, del departamento de Gestión de Residuos del Ministerio de Medio Ambiente, sobre los cuellos financieros y tecnológicos; Lorna Aquino, fundadora de Green Love, empresa intermediaria en la gestión de residuos, compartió con el público algunos aspectos de la comercialización y el ingeniero agrónomo José Miguel Martínez Guridy, director de Gestión de Riesgo del Ministerio de Educación, sobre la responsabilidad ciudadana en la entrega de los residuos.  

Por su contenido, dirigido básicamente a la ciudadana  y que sirve como alerta en la disposición final de residuos, reproducimos en Vida Verde parte de la disertación de Aquino y Martínez.

LORNA: “EL PROBLEMA TAMBIÉN ES MÍO”

“Hay algo importante que tocar: todos somos generadores de residuos y la responsabilidad de su manejo no es de una sola parte. En el proceso del residuo hay varios actores y todos están involucrados en el proceso y el resultado final del mismo. ¿Dónde hay un cuello de botella? Que toda la responsabilidad esta recayendo sobre una sola parte y, por otro lado, todos los incentivos o beneficios están recayendo sobre otra.

Quien está teniendo la mayor parte de la responsabilidad no está teniendo la mayor parte de los recursos, eso hace que sea insostenible. En nuestro caso particular, los costos del proceso que necesita ese residuo para ser valorizado son altos. Se está haciendo prácticamente imposible lograr la calidad del material que necesitan (las empresas recicladoras).

Para lograr ese nivel de calidad en esa materia prima se hace muy costoso todo el proceso: la recolección, el transporte, la clasificación, y nosotros tenemos que tomar algo en cuenta: el tema de los residuos sólidos es básicamente, además de un problema ambiental, un problema social. Nosotros como cultura tenemos unos hábitos totalmente diferentes, por mal camino, básicamente porque no tenemos cultura de clasificación. ¿Cuántos clasifican de los que están aquí? (Se levantan algunas manos).

Es un llamado de atención. Es algo que debe llevarnos a ver que el problema no es de otro, el problema también es mío. Yo genero un desecho, yo tengo que saber qué se hace con ese desecho, qué puedo hacer con ese desecho.

Todavía, la forma que muchas personas tienen de desechar su basura es ponerla en la acera, y cuando la lluvia viene, que la responsabilidad y el problema le caiga a otro. No somos responsables de nuestros propios desechos. (…) Quiero invitarles a que cada uno asuma su responsabilidad, mientras tanto olvidémonos de que hace falta dinero, incentivos, incentivos, leyes. Es verdad, faltan, pero ¿yo qué estoy haciendo? 

Yo soy la primera persona como punto de partida para poder exigir. Se empieza por casa. Si usted no aporta, si usted no hace, usted no puede exigir que el otro haga. Para que nos asignen presupuesto, para que las leyes se hagan, para que las regulaciones se creen, nosotros tenemos que exigir que eso sea hecho, pero yo no puedo exigir desde mi casa, tirando la basura por la ventana, o tirándola en la calle. No tengo moral para exigir.

Desde mi punto de vista, trabajo mucho con la recolección diferenciada desde la fuente. Primer problema: nosotros no clasificamos en la fuente, para que ese residuo llegue a las plantas en las empresas hay que clasificar en la fuente, cualquiera puedo hacerlo. No hace falta una inversión millonaria para clasificar en la fuente, todos los desechos que se generan pueden ser clasificados. El mayor porcentaje de los desechos generados puede ser valorizado, pero nosotros tenemos que viabilizar que eso sea posible, independientemente de los recursos que se necesiten. El tema de la conciencia y el cambio de hábito no necesita de nuestra parte ningún tipo de inversión millonaria, por algo hay que empezar….

MARTÍNEZ: “LA ENTREGA ES EL PRINCIPAL PROBLEMA”

El problema de los residuos sólidos es que no asumimos la paternidad o maternidad de los mismos. Se conoce un pasajero por la maleta, pero el ciudadano debería conocerse por la forma en que entrega los residuos. Y usé la palabra entrega, que es la palabra correcta, porque no los entregamos, los tiramos en la puerta. Es muy orgulloso primero estar en el supermercado, viendo que uno está comprando. Eso da un placer, la gente nos ve, uno siente ese deseo así de que estoy adquiriendo bienes, y llego a mi casa.
Bueno, primero, nadie usa fundas reusables. Algunos tontos, como yo, vamos con ella al supermercado y tenemos que estar atentos al empacador: “Por favor, yo dije que sin fundas, yo traje las mías”.

(…) Resulta que llegamos a la casa con las fundas del supermercado, con los bienes que hemos adquirido, los procesamos en el hogar, generamos unos subproductos, vamos a llamarle basura porque el producto principal fue cocinado…

Nos tocó durante 14 años mover 10 millones de toneladas. (…) Las escalas son tan grandes que cuando oigo hablar del tema de basura me pregunto si tenemos que verlo así chiquitito o verlo del tamaño que se ve en Santo Domingo, que en sus solos 92 kilómetros cuadrados tiene un millón de personas que residen y al menos medio millón que viene todos los días, que pasa gran parte de su vida productiva aquí, y que además de eso tiene una densidad poblacional que es 20 veces mayor que el resto del país, y un sector de la ciudad, la circunscripción número 3, que en 12 kilómetros cuadrados alberga a 400,000 residentes, es decir, una población de 36,000 personas por kilómetros cuadrado. Ahí hay basura permanentemente porque es un asunto de densidad sin verticalidad. Es decir, que el problema de la basura es mucho más complejo que lo que lo vemos…

Castillo Tió nos enseñó durante la formulación de la ley lo importante que era la municipalidad, pero sobre todo en los residuos sólidos. Cuando el ciudadano reconozca que eso que llevó a su casa es suyo y sigue siendo suyo aún cuando lo coloca fuera (…) Usted fue que la compró, la compró primero como un producto, pero la cocinó y lo que le sobró, el concón y la funda plástica del arroz, son suyos, siguen siendo suyos.

Usted lo colocó fuera y lo ha colocado en el área de dominio público, donde todos los demás tienen el derecho a no tropezar con su funda, a no cortarse con su botella rota, tiene el derecho a que las moscas que se colocan sobre lo que usted dejó abierto, sus bolsas plásticas abiertas, esas que no deberíamos usar, que regalan en el supermercado, que es la funda para el cesto del sanitario pero que la usamos para sacar la comida de las casas, esas fundas de bocas anchas que no amarran, esa mosca que se le colocó ahí completa el ciclo de la mosca usted, contribuyendo con eso, y va a enfermar a sus vecinos posiblemente.

Usted está siendo injusto con la sociedad, usted le está colocando su problema, lo que usted ya no quiere, al otro, para que se caiga, como decía Lorna, para que ruede con la lluvia, y vaya a taponar el hidrante, para que genere un accidente de tránsito, para que un niño se corte con una lata que había en la funda cuando pasaba con su abuelito paseando por la acera, para que esa mosca lo enferme.

Eso que se llama entrega es el principal problema. Entonces, luego la culpa es de los ayuntamientos.  No, el ayuntamiento no tiene culpa de que el ciudadano entregue mal, el ayuntamiento no tiene culpa de que no tenga recursos, porque es que no hay cultura de pago. Porque en esta sociedad la recolección de la basura debe darse independientemente de que el ciudadano pague o no pague. Pero pagar para la recolección es pagar por un servicio, ¿o acaso el ciudadano paga por algún servicio municipal? ¿Nos atrevemos a mencionar algún servicio que se pague al municipio, el ciudadano? No, porque pagar rampa no es pagar.

Entonces, ¿qué le puede dar el ayuntamiento al ciudadano? Un servicio de precaria calidad. Y si además el ciudadano se lo entrega a granel, si entrega los residuos de construcción o demolición en la acera, si los hospitales y las clínicas privadas, sobre todo, con un servicio caro, tiran hacia afuera todos los cortopunzantes, si los electrónicos, televisores inclusive van a la calle, y si el ayuntamiento además no tiene la facilidad de fijar una multa por vía administrativa, ¿dónde estamos?  

Estamos en una situación de que la ley la vemos como la salvación, cuando hay muchísimas disposiciones administrativas que mejorarían la capacidad de manejo de recursos que no se cumplen por la falta de confianza que tiene la clase política en los ayuntamientos. 

Listín Diario