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El país ha exportado millones de libras de carbón en los últimos años

«¡Aquí ya no hay madera, tenemos que buscarla en otros lugares, nuestra tierra está en los huesos, pero tenemos que hacerlo porque sino fabricamos carbón y lo vendemos no tendremos para comer! ¡No tenemos salida, el carbón es la diferencia entre la vida y la muerte!», exclaman los haitianos en un documental  filmado en 1986 por el fallecido explorador e investigador francés Jacques Cousteau en Haití.
¿Y qué sucederá cuando ya no haya más árboles que cortar?, pregunta un miembro del equipo francés, al que un haitiano responde: «¡No sé Dios proveerá!». «¡Creo que sería el fin del mundo!», agrega otro.
Lo que pudo parecer en ese momento para Cousteau «una pesadilla ecológica», en la actualidad ya alcanza la República Dominicana, tanto en forma de contrabando como legal.
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Entre 2011 y 2013 salieron de territorio dominicano de manera legal unos 16 millones 145 mil 819 libras de carbón vegetal. Es una exportación progresiva que comenzó en 2011 hacia Estados Unidos, Puerto Rico, San Martín y se hacía también para Haití, que en 2012 ya se trasladaba hacia Turquía e Italia y que en 2013 se extendió hacia España, Portugal, Turkmenistán, Grecia, Martinica y otros países.
En lo que va de 2014 se han exportado alrededor de 2, 159, 007 libras de carbón vegetal, con la diferencia de que este año también se agrega Dubái al listado.
De acuerdo a datos ofrecidos por el Ministerio de Medio Ambiente, las empresas que manejan este campo de exportación en territorio dominicano son alrededor de 25 y los lugares donde cortan los árboles para hacer el carbón procede de fincas privadas ubicadas en la zona sur y norte del país.
«Son gente que han hecho plantaciones de bosque y lo están aprovechando produciendo carbón, y ese carbón lo exporta. Otros corresponden a desmontes que se han hecho con fines agrícolas», expresó Manuel Serrano, viceministro de Asuntos Forestales de Medio Ambiente.
Sin embargo, no todos los exportadores poseen fincas, por lo que compran el carbón a personas que se dedican a la venta del producto en el sur. Tal es el caso de Robert Matta, quien representa la compañía HL Hernández, una de las principales exportadoras de carbón vegetal en el país.
Esta compañía con sede en Puerto Rico y con quince años de experiencia en el área, recibe demandas de envío de carbón desde Estados Unidos, Europa y hasta Medio Oriente.
«Aquí hay personas que venden carbón, me ofrecen carbón y yo en algún sitio se lo compro y lo deposito. Lo compramos a productores de bosque seco a través de Feprobobur (Federación de Productores y Productoras de Bosque-Seco del Sur) y también solicitamos limpieza de fincas a pequeños agricultores que tienen Planes de Manejo y hacen limpieza para sembrar. Nosotros aprovechamos esa madera y la hacemos carbón, todo siempre bajo la base de lo legal», explicó Matta.
La forma de compra que más utilizan es la primera, por resultar menos trabajosa -confiesan-.
Otros exportadores como Rafael Álvarez Castro, poseen «fincas forestales» y de ahí obtienen el carbón. Su propiedad-unas 15 mil tareas-se encuentra en un bosque seco ubicado en Enriquillo, Barahona y desde 1995 maneja la compañía El Abanillo, a través de la que exporta carbón vegetal hacia Martinica, Puerto Rico y San Martin.
Ambos exportadores aseguran que siguen toda una metodología para no dañar el bosque. En el caso de Matta, afirma que a la hora de comprar solicita a sus vendedores los papeles que les certifiquen que el carbón no es de contrabando. Mientras Castro expresa que al momento de hacer los cortes de árboles, sigue con cautela las directrices de los Planes de Manejo de Medio Ambiente, que son las normas técnicas de manejo forestal que deben cumplir.
«Cortamos un árbol cada metro y medio a nivel de la rodilla de una persona, y lo que queda rebrota nuevamente, porque en los bosques secos no se siembra, se deja que crezca lo que la naturaleza dio en esa área», explica Álvarez.
Procesos y permisos para exportar 
 
Los dueños de finca hacen hornos en esa área para convertir la madera en carbón y luego lo empacan en fundas de unas 5 a 40 libras que son transportadas en camión hasta el puerto Caucedo y Haina.
En el caso de Rafael Álvarez Castro, su producción es de unos 2, 500 sacos de 45 kilos o cien libras mensuales.
«Cuando transportamos, siempre llevamos toda la documentación, pero lo primero es que un técnico de Medio Ambiente certifica que ese producto salió de la finca bajo supervisión, luego se le paga la dieta a un miembro de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), porque ahí no se entra un paquete en el contenedor si no hay un inspector de la DNCD, ese contenedor lo sella el mismo de la DNCD y ese contenedor viaja a Santo Domingo con una carta de ruta y con el certificado de Control de Drogas y aquí (En Medio Ambiente) se nos da una certificación para ir a Aduanas», explicó Castro.
El permiso que otorga Medio Ambiente para exportar cuesta entre mil y dos mil pesos.
Ganancias de los exportadores
 
Para algunos exportadores el negocio de la exportación de carbón es insostenible, por lo que deben combinarla con otras actividades comerciales para que su empresa sea rentable. Otros admiten que el ejercicio deja sus beneficios, aunque también lo combinan con otras acciones para dinamizar su entrada.
«Ahora mismo hay unos griegos que quieren que yo les venda carbón, y otros de España, pero los quieren a unos precios que tú no los puedes vender porque son muy bajitos», precisó Castro.
HL Hernández desde hace 30 años vende frutas y vegetales a restaurantes y hoteles e incorporó la venta de carbón para dar un servicio más acabado a sus clientes.
«Entiendo que es rentable y podemos dar trabajo a las comunidades. Nosotros por ejemplo beneficiamos a unas 500 personas indirectamente», destaca Matta, representante de esta empresa.
El carbón lo compran en territorio dominicano entre RD$100 y 200 el saco. El precio de exportación ronda los 300 y 400 dólares la tonelada-costo mínimo, y exportan unos cinco contenedores al mes, que representa una ganancia de unos US$ diez mil mensuales.
¿Existen límites para exportar carbón?
«No, porque esa es su madera y si tú plantas mangos, tú exportas mango, tú haces con tus mangos lo que tú quieras, nosotros lo que evitamos es que se maneje de manera inadecuada, pero esa plantación las hacen para obtener beneficios, entonces la hacen carbón», explicó Serrano.
¿Está el país en condiciones de exportar este material?
Para Medio Ambiente y los exportadores, el país puede exportar pero bajo supervisión, es decir, que los exportadores cuenten con los permisos para sacar el producto. Sin embargo, para los ambientalistas este tema de la exportación legal de carbón resulta preocupante pues advierten que el país no se encuentra en condiciones de perder su masa boscosa de «ninguna manera».
«Yo no creo que podamos exportar sin control, lo que hay que evitar es que haya una actividad por encima de la posibilidades que tiene el bosque, porque cuando tú tienes un volumen grande qué vas a hacer con el carbón, porque hay una comunidad que puede tener ingresos por esa actividad. Lo importante aquí es evitar el tráfico ilegal, porque el tráfico ilegal generalmente se produce en lugares donde no es correcto, el legal preocupa en cuanto a que siempre hay la posibilidad de que alguien haga lo indebido pero para eso lo importante es que haya siempre el ojo de las autoridades competentes», precisó Serrano.
Ambientalistas se oponen
«Nuestro país no tiene condiciones ambientales para producir en gran escala carbón para exportación. Convertir el carbón en un rubro de exportación es garantizar el empobrecimiento continuo de nuestro ecosistema, debido a que los ritmos de crecimiento y la existencia de plantaciones para la producción de carbón no son suficientes, y más aún en un país donde hemos convertido los Planes de Manejo en una forma de formalizar el delito ambiental», manifestó el ambientalista Luis Carvajal.
Asimismo Yvonne Arias, del Grupo Jaragua, advirtió que aunque existan Planes de Manejo de Medio Ambiente esa práctica destruirá la biodiversidad del país.
«Eso es lo que yo llamo un incentivo perverso, porque en lugar de incentivar a sembrar, se incentiva a que se exporte carbón para que se destruya la masa boscosa. Y me da suspicacia y me gustaría que se compruebe que no hay ninguna finca de blanqueo, porque qué tanto puede dar una finca para exportar por tanto tiempo carbón en grandes cantidades», precisó Arias.
«Es un derecho de un dueño de finca, usar los recursos que tiene dentro de su finca privada, ahora, las fincas tienen que tener una duración finita, no infinita y lo que hay que investigar claramente es cómo lo hacen, porque tú no puedes estar cortando todo el tiempo y haciendo carbón y tener la misma finca, ya debió haberse acabado»…
Vía: http://www.diariolibre.com/