Autoridades de medioambiente, turismo y economía del Caribe se reunieron en Santo Domingo para evaluar el impacto del sargazo en las playas de la región, así como la oportunidad que esto podría representar para los países.

La «Conferencia regional Gran Caribe-UE: convirtiendo el sargazo en oportunidad», fue organizada conjuntamente por los ministerios de Relaciones Exteriores y Medio Ambiente de República Dominicana y la Unión Europea. Su propósito es intercambiar información sobre cómo mitigar o emplear el sargazo en beneficio de toda la región.

La conferencia abordó el impacto y los riesgos del sargazo, su monitoreo y gestión, su valorización y uso, con miras a fomentar las políticas públicas, marcos regionales y reforzar la cooperación para impulsar la inversión del sector privado, de acuerdo con un comunicado del Ministerio de Exteriores local.

Qué es el sargazo

El sargazo (Sargassum spp.) es una macroalga flotante que forma colonias que llegan a cubrir grandes extensiones y que se mueven de acuerdo con las corrientes oceánicas.

Estas algas tienen estructuras y componentes que les permiten flotar en masa en el mar. Muchas veces terminan estancándose en las playas.

El fenómeno suele estar vinculado con la deforestación y el uso de fertilizantes químicos en la Amazonía, así como con el aumento de las temperaturas por el cambio climático

En condiciones climáticas normales «esta alga marina forma un ecosistema valioso, apoyando las redes alimenticias oceánicas y brindando refugio a especies endémicas, el incremento descontrolado de sus floraciones masivas se ha convertido en una amenaza para el medio ambiente, la economía y la salud pública», aclararon durante la conferencia celebrada en Santo Domingo.

«Hace 10 años el sargazo se veía en un período de tres meses, pero ahora se ve casi el año entero, desde marzo hasta noviembre», dice la bióloga marina Andrea Valcárcel, encargada de la División de Laboratorio Oceánico de la Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (ANAMAR).

«La magnitud del problema demanda que hagamos frente de manera regional”

El secretario general de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), Rodolfo Sabonge, propuso dar una respuesta «urgente» y regional a la situación que está provocando el sargazo en los países caribeños.

«La magnitud del problema demanda que hagamos frente de manera regional. Esto requiere respuestas urgentes y globales acorde con la magnitud de los desafíos«, dijo Sabonge al intervenir en la conferencia.

República Dominicana y el sargazo

Expertos proyectan un considerable aumento de las oleadas de sargazo: 24 millones de toneladas métricas de esta alga llegaron a las costas dominicanas entre enero y marzo, frente a 14 millones en el mismo período el año pasado.

«El sargazo es una carga económica importante. La mayoría de los hoteles sufren con el tema y han hecho inversiones en barreras (para evitar el avance del alga) y para su recolección en agua y en tierra», expresó David Llivre, presidente de la asociación local de hoteleros (Asonahores). Con 10,5 millones de habitantes, Dominicana recibió a 8,5 millones de turistas en 2022.

El sargazo también trastorna la generación eléctrica en Dominicana, donde al menos 1.200 megavatios son producidos en plantas térmicas que utilizan agua de mar.

Las mayores cantidades de sargazo se observan en Santo Domingo y San Pedro de Macorís, donde estas algas, que desprenden olor fétido al descomponerse, se acumulan en la playa. Hay menor concentración en La Altagracia -provincia a la que pertenece la famosa Punta Cana- y La Romana.

En busca de usos alternativos para el sargazo

El gobierno del presidente Luis Abinader anunció hace tres años un fondo de 12 millones de dólares -6 aportados por el Estado y 6 por el sector privado- para controlar el sargazo, pero el proyecto se abandonó. Las licitaciones para el plan, que contemplaba limpieza en agua y tierra y construcción de barreras, oscilaban entre 25 y 30 millones.

Tras abortarse el fondo contra el sargazo, el gobierno entregó 1 millón de dólares a universidades para investigaciones sobre su eventual utilidad en la producción de combustible, fertilizantes, cosméticos, comida para ganado, colorantes, bloques de hormigón o paneles termoacústicos.

El Instituto Tecnológico de Santo Domingo produce un abono orgánico al que se le busca mercado, de modo que el alga pase a convertirse en un insumo valioso.