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El Atlántico ha crecido dos veces más de dos metros en tiempos históricos

El nivel relativo del agua en el Atlántico ha crecido un par de veces más de dos metros en el hemisferio norte en tiempos históricos: una sobre el 2.200 antes de Cristo, poco después de la construcción de las pirámides de Giza, y otra en el siglo VII, tras el desmoronamiento del Imperio Romano.

Una de las revistas internacionales de referencia en el estudio del clima en el pasado, “Palaeography, Palaeoclimatology, Palaeoecoloy”, publica este mes la información que proporcionan las “playas fósiles” de Fuerteventura, varios tramos de la costa de la isla donde han quedado registradas en forma de capas sedimentarias las subidas y bajadas del mar a lo largo de más de 5.000 años.

Nivel del agua en el Atlántico

Se trata de un trabajo de un equipo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, liderado por Joaquín Meco y Alejandro Lomoschitz, que pretende arrojar luz sobre cómo ha fluctuado el nivel del mar en el Atlántico durante el Holoceno, el periodo que comienza tras el final de la última etapa glacial (hace 11.700 años), cuando el clima de la Tierra adoptó sus ciclos actuales.

Los autores de esta investigación reconocen que hay varios puntos del planeta donde pueden encontrarse este tipo de playas fósiles formadas durante el Holoceno que atestiguan la subida y bajada del nivel del mar, pero defienden que ninguno de ellos tiene el detalle ni la fiabilidad que ofrecen los de la costa este de Fuerteventura.

“No es sencillo encontrar en el mundo una costa tectónicamente estable que no se haya movido durante el Holoceno. De hecho, en el Mediterráneo, no las hay”, explica a EFE Lomoschitz, quien resalta que, en cambio, tienen la certeza de que la más antigua de las Islas Canarias ni se ha hundido ni se ha elevado desde el Pleistoceno.

Yacimientos

Sobre todo, su litoral oriental, donde pueden encontrarse depósitos marinos situados por encima de la costa actual y relativamente recientes, en los que puede descartarse, con seguridad, que fueran generados por tsunamis o por grandes tormentas.

Es el caso de los yacimientos de La Jaqueta, La Monja, Corralejo y, sobre todo, El Matorral, una playa cercana al aeropuerto donde existe una secuencia excepcional: hasta sesenta capitas de arenas y gravas cementadas por carbonato cálcico, de 84 metros de anchura, que relatan con todo detalle cuál ha sido la evolución del nivel relativo del océano durante siglos.

Esos yacimientos atestiguan que el nivel del agua en el Atlántico norte subió 2,5 metros por encima de la más alta de las mareas actuales hace 4.200 años, se retiró a sus cotas actuales hace 3.000 años, volvió a subir 2 metros hace 1.400 años y luego bajó de nuevo.

Datos obtenidos

Los autores del trabajo no solo han recuperado de esas “playas fósiles” restos orgánicos que permite datar con fiabilidad (con Carbono 14) las fechas en las que se produjeron esos máximos relativos del nivel del mar, sino que además han cruzado esos datos con la escala de temperaturas históricas obtenidas en los sondeos de hielo de Groenlandia (la referencia para todo el hemisferio norte) y en una perforación de sedimentos marinos frente a Mauritania.

La primera referencia permite observar las fluctuaciones de la temperatura de la atmósfera durante miles de años y la segunda ofrece información sobre la temperatura de la superficie del mar en una zona muy cercana a las islas y expuesta a la influencia de la Corriente de Canarias, el flujo de agua fría del Atlántico que regula el clima en la zona norte del litoral de África Occidental.

La comparación de todos esos datos muestra que esos dos máximos del nivel del mar en el Atlántico ocurrieron en momentos relativamente fríos. Sin embargo, también revelan que sucedieron en ambos casos unos 2.500 después de que las temperaturas subieran en el planeta a niveles cercanos a sus máximos del Holoceno.

Es decir, precisa Lomoschitz: Los mares tardaron unos 2.500 años en expresar en toda su potencia las consecuencias del deshielo que ese alza de temperaturas ocasionó las zonas frías del planeta, en particular en la Antártida, la gran reguladora de los océanos.

En ambos casos, la subida de los océanos se produjo después de que las temperaturas en el hemisferio norte rozaran el “óptimo climático” del Holoceno, su nivel más cálido. Este artículo muestra que en ese periodo, la temperatura de la superficie del mar en las aguas que circundan Fuerteventura era de 20,8 a 21,4 grados.

La media actual calculada está ya a 21,23 grados, con la diferencia de las dos veces anteriores que el Atlántico se acercó a su óptimo climático el hombre no distorsionaba con su actividad los ciclos naturales de la Tierra, ni tampoco la respuesta de los océanos suponía una amenaza para millones de personas asentadas en la costa.

EFEverde