Bajo el impacto del cambio climático, los fenómenos meteorológicos, hídricos y climáticos extremos son cada vez más frecuentes e intensos en muchas partes del mundo y se espera que esta situación no solo no cambie, sino que se extienda a otras regiones del globo; de ahí que el papel de la meteorología cada vez cobra mayor relevancia e importancia.

Los eventos climáticos irán a peor

A causa del crecimiento de la población se espera que continúe la expansión urbanística, que necesita tierras, que son quitadas a los bosques e implican la fragmentación o desaparición del hábitat de plantas y animales, que si no logran adaptarse se extinguen. A ello hay que sumarle los cada vez más altos niveles de contaminación de aguas, suelos y aires y la degradación medioambiental generalizada. Sin dudas estamos ante un panorama desolador.

Por esa razón, ya no basta con saber qué tiempo hará para elegir llevar paraguas, abrigo o chanclas. Las indicaciones de los comportamientos climáticos, los pronósticos basados ​​en el impacto y la anticipación a eventos extremos contribuyen significativamente a salvar vidas y a proteger los medios de subsistencia de las personas.

Pero dado que en el mundo hay millones de personas que viven en situaciones de precariedad y no pueden acceder a sistemas de alerta temprana, el objetivo es fortalecer la coordinación entre los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos de cada nación, las autoridades de gestión de desastres, los gobiernos municipales y la sociedad en general es clave para mejorar la prevención, preparación y respuesta ante estos desastres.

La pandemia de COVID-19 ha complicado los desafíos que enfrenta la sociedad mundial y ha debilitado los mecanismos de respuesta, especialmente en los países más vulnerables. Pero en un mundo interconectado es fundamental adoptar un enfoque amplio y transfronterizo, que le permita al mundo avanzar en los objetivos globales de acción climática, desarrollo sostenible y prevención y reducción del riesgo de desastres.

Lo más importante es no olvidar que de nada sirve que se den alertas tempranas, si no existe un sistema que permita dar respuestas y tomar acciones preventivas. La preparación del personal meteorológico, la coordinación con las autoridades, la capacidad de responder en el momento y el lugar adecuados y la colaboración ciudadana a día de hoy pueden llegar a salvar muchas vidas y a minimizar los posibles daños.