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COP23: Fiji vs Goliat

La XXIII Reunión de la Conferencia de las Partes (COP, por su sigla en inglés) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 23, inició el lunes pasado y terminará el próximo viernes 17 en la ciudad de Bonn, Alemania. La COP no tendrá lugar en Fiji, país que la preside, pues no tiene la logística ni la infraestructura hotelera para albergar la cantidad de asistentes entre técnicos, diplomáticos, negociadores y prensa. Cabe destacar que es muy significativo que la COP 23 tenga a Fiji como protagonista. La negociación se ha bautizado como el enfrentamiento entre David y Goliat, ya que Fiji simboliza al país débil, amenazado por el cambio climático, contra la superpotencia económica: EU.

Desde la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca, la nación más influyente del mundo anunció su retiró del Acuerdo de París logrado hace dos años en la COP 21. Lo irónico es que dicho acuerdo se alcanzó tras años de lobby y negociaciones del presidente Obama, que pudo finalmente convencer a China y a India de asumir el compromiso junto al resto del planeta. El retiro de Estados Unidos sólo tendrá efectos desde el 2020 en adelante, pero Trump ha pulverizado el compromiso de aportar 2,000 millones de dólares para el proceso de mitigar la producción de gases de efecto invernadero. Sin este recurso, los esfuerzos de todos los otros países serán insuficientes.

La República de Fiji es un conjunto de 330 islas agrupadas en el Pacífico Sur, sin frontera terrestre con otro país de Oceanía. La mayoría de las pequeñas islas no están permanentemente habitadas y la población no supera 1 millón de habitantes. Las islas están siendo amenazadas por los cambios en el clima.

Muy pronto, una gran proporción de ellas desaparecerá bajo el mar. La primera sesión del COP 23 comenzó con tensión cuando el primer ministro de Fiji, Frank Bainimarama expresó: “La necesidad de acción urgente es evidente. Nuestro mundo sufre acontecimientos extremos por el cambio climático. Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que el Acuerdo de París funcione”. Los trabajos finales de Bonn serán definitivos para la próxima Conferencia de las Partes en Katowice, Polonia, pero si no hay avance significativo, esa COP será un verdadero fracaso.

La lucha geopolítica de la semana que falta en Bonn será incalculable. Los países de la Opep tienen su postura ligada al poderío petrolero. La Unión Europea tiene su propia agenda. Estados Unidos juega cartas aparte en este póker y no ha sido invitado a las reuniones preparatorias. Fiji se unió al voluminoso bloque G77 + China, integrado por 134 países en desarrollo incluyendo a Colombia. Para este año, Ecuador será el vocero del G77 + China con una propuesta “amazónica” que buscará respeto por las selvas y ríos de América Latina. Ecuador alzará la voz por todos nosotros recordando que en el 2010, en Cancún, se creó el Fondo Verde de 100,000 millones de dólares que países industrializados deben entregar a los no desarrollados. El compromiso obviamente no se cumplió. En los últimos cinco años sólo han aportado 6,000 millones de dólares, lo que resulta realmente lamentable para la lucha que tenemos como víctimas del cambio climático. La pelea es desigual. La magia de la diplomacia internacional no será suficiente. No parece haber camino fácil para hacer entrar en razón a la arrogante potencia. Los idealistas no pierden la esperanza. Ojalá esta vez en Bonn, Fiji logre detener a Goliat.

Jorge Hernán Peláez
EL Economista