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A metros de las ballenas

a_metros_ballenasSamaná es la provincia más popular cuando se habla de la visita al santuario de las ballenas jorobadas, pero todo una región, desde Puerto Plata hasta Hato Mayor, agradece el peregrinar de los grandes mamíferos. Omar Santana

A decenas de metros de distancia, en aguas del Atlántico, se escucha el impacto de la aleta pectoral de una ballena jorobada contra el agua. Mueve la aleta como si saludara a los espectadores humanos que se impresionan y, a la vez se cuestionan, sobre qué pasaría si el enorme mamífero marino se acercara a unos pies del catamarán lleno de periodistas y fotógrafos.

El espectáculo satisface lo que le precede: El vaivén del oleaje y los giros que debió realizar el capataz de la embarcación para llegar a este momento. Los turistas aprecian los movimientos de un animal que puede pesar hasta 500 veces más que un ser humano de 200 libras. Otra ballena había dado un pequeño salto a cientos de metros del catamarán, lo que impidió que se pudiera percibir en su esplendor. Y otras dos ballenas jorobadas “cerraron” la presentación con un golpe de cola a menos de 30 metros.

Se estima que unas 300 ballenas visitan en su peregrinar las aguas del Atlántico cada año entre los meses de enero y marzo, atractivo que se suma a la oferta turística dominicana, y se combina además con la época de cruceros y de los constantes vuelos charters.

Para los habitantes de Samaná y de las provincias bañadas por el Atlántico, el peregrinar de las ballenas significa más de 40,000 turistas que llegan al santuario a través de puertos en María Trinidad Sánchez, Hato Mayor y Puerto Plata.

El Ministerio de Medio Ambiente, institución que coordinó el viaje que salió desde un puerto cercano a una zona de balneario en playa Anadel, Samaná, ha realizado un plan de manejo para preservar el santuario marino, que fue creado por el decreto 319, en octubre de 1986, con una extensión de 600 millas cuadradas. En 1996, se amplió el área denominada como santuario, incluido el Banco de la Navidad y hasta el litoral de Samaná, con lo que se cambió el nombre a Santuario de Mamíferos Marinos de la República Dominicana, al que solo 43 compañías operadoras de pequeñas embarcaciones tienen permiso para tripular en estas aguas.

Via http://www.diariolibre.com