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¿Qué está haciendo RD ante el cambio climático?

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El término cambio climático y la necesidad de implementar acciones al respecto está contemplado en diversas leyes dominicanas, incluyendo la más suprema: la Constitución de la República. Esto parece indicar que, al menos en teoría, este es un asunto de interés nacional.

En el artículo 194 de su Constitución, el Estado dominicano estableció como prioridad formular y ejecutar, mediante ley, un plan de ordenamiento territorial que asegure el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales de la nación, acorde con la necesidad de adaptación al cambio climático. Sin embargo, ese proyecto legislativo aún está pendiente.

Uno de los estatutos que aborda con mayor amplitud y define políticas claras con relación al tema es la Ley no. 1-12, que establece la estrategia nacional de desarrollo 2030 (END 2030), cuyo cuarto eje estratégico persigue tres objetivos: el manejo sostenible del medio ambiente; la eficaz gestión de riesgo para minimizar pérdidas humanas, económicas y ambientales, y la adecuada adaptación al cambio climático. Conforme al último informe disponible (2014), el primer objetivo se ha ejecutado en un 43.6%, el segundo en 41.7% y el tercero en 83.3%.

Parte de las medidas implementadas para lograr las metas han sido la plantación de más de 12 millones de árboles en 224,818 tareas de tierras deforestadas de las cuencas hidrográficas, esto con la finalidad de incrementar el área boscosa del país; se han adoptado iniciativas para promover el manejo sostenible de los suelos. En materia de información ambiental se realizó un estudio sobre uso y cobertura del suelo (2013) que determinó que el 35% del territorio nacional es de uso agrícola, el 15% corresponde a uso pecuario, el 2.4% es de uso urbano y el 39% pertenece a cobertura boscosa.

En los primeros cinco años de ejecución de la END 2030 el objetivo relativo a la adaptación, que es considerada una prioridad, ha recibido “un gran impulso”. Varias instituciones, como el Consejo Nacional para el Cambio Climático y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), han ideado “una prolífera canasta de acciones” para reducir la vulnerabilidad, avanzar en la adaptación a los efectos del cambio climático y contribuir a la mitigación de sus causas, indica el informe.

Meta nacional
Donde República Dominicana define concretamente sus compromisos ante el cambio climático es en su “Contribución prevista y determinada a nivel nacional” (INDC-RD), presentada en la Vigésimo-Primera Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Si bien las emisiones de gases de efecto invernadero del país son mínimas, según el referido documento están por debajo de la media de Latinoamérica y el Caribe y apenas representan alrededor del 0.1% de las emisiones mundiales, se tiene la meta de reducirlas en un 25% para el 2030.

Para alcanzar ese objetivo se desarrollarán acciones estratégicas en los sectores económicos que mantienen una tendencia importante de emisiones, como transporte, energía, manufactura y construcción, residuos y agropecuaria, entre otros. El período de aplicación de las medidas abarca del 2010 al 2030, con revisión cada 5 años, luego el país definirá nuevos compromisos.

Costos
La implementación de las acciones necesarias para la adaptación y la mitigación al cambio climático requiere dinero, por eso para el país  el acceso a financiamiento en el corto, mediano y largo plazos es fundamental para cumplir con las metas definidas.

En su contribución República Dominicana establece que para el sector agua el costo estimado de adaptación para el período 2010-2030 alcanza un monto de US$2,792.5 millones; en el sector turístico se ha estimado que los flujos financieros ascenderían a US$358.3 millones para el período 2005-2030.

En términos de mitigación, la implementación del Plan de Desarrollo Económico Compatible con el Cambio Climático (DECCC), que define acciones concretas para el sector eléctrico, transporte, forestal y otros, contempla una inversión de hasta US$17,000 millones para el período 2010 – 2030.

La contribución dominicana refiere la necesidad de formación de los recursos humanos, especialmente de los jóvenes y las futuras generaciones, para crear una sociedad baja en emisiones y resiliente (esto se refiere a la capacidad de resistir y reponerse a los fenómenos climáticos). Para esto se requieren más de US$1.5 millones anuales para proyectos de educación superior, técnico-vocacional y especializaciones.

El Estado dominicano también reconoce el rol de la mujer como agente de cambio, y aboga por su participación para la transformación de la sociedad hacia un desarrollo bajo en carbono y resiliente.

Todas las iniciativas legislativas y variedad de propuestas que el país ha plasmado por escrito  parecen muy prometedoras, pero hay quienes (expertos y ciudadanos comunes) dudan de que todo esto realmente se lleve a la práctica.

No obstante, el director técnico del Consejo para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL), Moisés Álvarez, asegura que el Estado dominicano sí está aplicando las medidas, incluso con sus propios recursos.

Álvarez citó, por ejemplo, la construcción del Metro de Santo Domingo, un sistema de transporte menos contaminante; el fomento de la energía renovable; y la conversión de las plantas eléctricas que operan con fuel oil para que funcionen con gas natural, entre otras iniciativas.

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OTRAS INICIATIVAS POR SECTORES

La agropecuaria es uno de los más vulnerables a los fenómenos atribuidos al cambio climático. Los más destructivos son las sequías y las inundaciones. Ante esta realidad el Ministerio de Agricultura, el Consejo para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio (CNCCMDL) y otras instituciones diseñaron la “Estrategia Nacional de Adaptación al Cambio Climático” que abarca el período 2014-2020”, la cual contiene una propuesta de adaptación en este sector.

La estrategia posee 13 acciones para ser implementadas en el corto, mediano y largo plazo con sus respectivos presupuestos. Parte de ellas se refieren a la necesidad de diversificar la producción, de utilizar tecnologías que reduzcan la vulnerabilidad, de introducir sistemas de riego en zonas ganaderas, de mejorar la disponibilidad y los  sistemas de información para pequeños y medianos productores.

La referida estrategia también sugiere la elaboración de un mapa de vulnerabilidad a nivel nacional para identificar y priorizar las regiones y áreas agropecuarias más vulnerables al cambio climático para que tengan consideración especial en los planes e inversiones programadas para el sector. Además propone, entre otras sugerencias, que se involucre y oriente a los productores en el tema del cambio climático, sobre todo en cuanto al uso eficiente del agua, la aplicación adecuada de pesticidas y fertilizantes y manejo integrado de plagas y enfermedades.

Energía
Este es considerado uno de los sectores que más contribuye al cambio climático. En este sentido el país ha implementado iniciativas legislativas para fomentar la energía renovable, fundamentalmente mediante la “Ley no. 57 07 sobre incentivo al desarrollo de fuentes renovables de energía y de sus regímenes especiales”.

Empresarios y expertos ligados al sector eléctrico han considerado que esta legislación ha contribuido con el auge de los proyectos de energía limpia, que actualmente representa alrededor de un 7% de la matriz energética nacional.

La citada ley contempla exenciones hasta de un 100% para la importación a los equipos, maquinarias y accesorios necesarios para la producción de energía de fuentes renovables, entre muchos otros privilegios. Sin embargo, la reforma fiscal del 2012 se llevó parte de los incentivos.

En el 2000 República Dominicana también implementó, mediante la Ley No. 112-00, un impuesto al consumo de combustibles fósiles, que en uno de sus considerandos destaca la importancia de incentivar el consumo de combustibles con menor efecto negativo sobre el medio ambiente y la introducción al mercado nacional de otros combustibles de menor impacto ambiental.

CRÍTICAS
Ambientalista considera que las iniciativas son buenas, pero no se llevan a la práctica

El ambientalista y miembro de la Academia de Ciencias, Luis Carvajal, reconoce que el Estado dominicano tiene buenas iniciativas en materia medioambiental, pero entiende que no todas se llevan a la práctica.

Carvajal considera que uno de los principales riesgos para el país ante el cambio climático es su creciente fragilidad a los fenómenos ambientales como sequías, tormentas y huracanes, frente a los cuales el Gobierno sólo “está haciendo bulto”, afirmó el experto.

Para el especialista, el país divulga logros inexistentes, como al decir que tiene casi un 40% de bosques, cuando la deforestación en vez de reducirse se amplía cada vez más.

“Nosotros tenemos una enorme cantidad de plantas reforestadas y de acciones realizadas, pero en las páginas de los periódicos y en todos los medios de comunicación. Hablamos de logros en metas que realmente no se han cumplido”, criticó Carvajal, quien también cuestionó el rol que está jugando el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. El ambientalista plantea que si bien el Gobierno anuncia y asume compromisos muy positivos, en las acciones todo es mentira. Muestra de esto, dice, es la política energética estatal, que calificó como un “desastre” desde el punto de vista ambiental.

Por Lilian Tejeda
Listin Diario