Por eso, cuando este atlas genético esté completado, tendrá un valor incalculable para los científicos de todos los campos: el cáncer, las epidemias, la agricultura sostenible, la lucha contra el cambio climático, la farmacología, o la resistencia de las bacterias a los antibióticos, avanza el investigador. «Este proyecto puede dar unos resultados que aún ni imaginamos pero que serán extremadamente útiles para la humanidad», coincide Corominas.

Bancos de datos accesibles

Para hacer el proyecto, los científicos y técnicos deben recoger las muestras, documentarlas y conservarlas en biobancos. Después, extraen ADN y lo secuencian siguiendo unos estándares determinados para que la información obtenida sea comparable y legible para todos y, por último, se clasifica digitalmente en bancos de datos accesibles para todo el mundo.

Desde que comenzó el proyecto, en 2018, se han secuenciado unas 200 especies (representativas de toda la biodiversidad), clasificadas en grupos taxonómicos, que vienen a ser «los cajones» que ayudan a catalogar la biología (especie, género, familia, orden, etc), precisa Corominas.
Para este año, el EBP espera secuenciar el genoma de cerca de 3.000 familias taxonómicas, para tener al menos un representante de cada familia, y a partir de ahí, ir ampliando hasta completar el atlas genómico de la biodiversidad del planeta en la próxima década.

Cuando esté completado, «el atlas dará a los científicos de todos los campos la información genética necesaria para entender la base molecular de las diferentes formas de vida y utilizarlo en beneficio de la humanidad», explica Marqués-Bonet.