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Microplásticos, final del viaje de plásticos y principio de la cadena trófica

El final del viaje para los plásticos en el mar es su transformación en microplásticos y la Universidad de Vigo estudia el efecto de estos organismos en el placton marino, que es «la primera fase de las redes tróficas marinas», según el catedrático de Ecología, Ricardo Beira.

Los microplásticos son los elementos que causan la toxicidad en la cadena trófica que va desde los animales marinos que se alimentan de ellos hasta el plato en la comida de los seres humanos.

El catedrático de Ecología en la Universidad de Vigo, Ricardo Beira, es profesor de Ecología en la Facultad de Ciencias del Mar, de la Universidad de Vigo, asignatura que lleva enseñando desde hace 20 años y que se ofrece solo en cinco universidades de España, entre las que se incluye la de Vigo, Las Palmas, Cádiz, Alicante y Valencia.

Dentro de esta especialidad, Beira imparte clases sobre la contaminación marina, tema que, en la actualidad, se centra en la cuestión de los microplásticos en el que “estoy actualmente coordinando un proyecto europeo sobre este asunto”, explicó el catedrático.

El proyecto se denomina Ephemar, que se enmarca dentro del programa de la UE, JPI Oceans, en donde “participan económicamente los países miembros de la UE y cada uno de ellos decide los fondos que se invierten”, señaló Beira.

“Ephemar -continuó el catedrático- es un gran proyecto con 12 instituciones involucradas de nueve países distintos y, nosotros, en la Universidad de Vigo, somos los coordinadores y nos encargamos de estudiar los efectos de los microplásticos, aunque cada institución aborda una parte de ese estudio”.

El efecto de los microplásticos en el plancton marino

Según Beira, “en el caso de la Universidad de Vigo se estudia el efecto de los microplásticos en el placton marino, que es la primera fase de las redes tróficas marinas”.

“Otros socios estudian otras áreas, como la absorción de las sustancias químicas en los microplásticos y toda una serie de temas relacionados”.

Las condiciones de las instalaciones de la Universidad de Vigo de un centro  de investigación a pie de mar, ECIMAT, facilita la investigación de las ciencias marinas y la realización de experimentos con organismos marinos, difíciles de hacer en un laboratorio normal.

Ricardo Beira subrayó que “después de llevar más de dos años con este proyecto, hemos extraído un par de conclusiones. Una es que, dentro de los plásticos, los polímeros que se utilizan, es decir, el producto inicial del plástico no causa ningún problema, son sustancias que no tienen ninguna toxicidad”.

El problema es cuando se va a producir un objeto de plástico y “a ese polímero se le añaden sustancias y aditivos químicos para que el plástico sea más flexible, más resistente o no arda. Son esos aditivos químicos los que sí pueden ser tóxicos“.

“El epicentro de esta investigación es el de la ecología marina. No tocamos temas de salud humana. Pero es evidente que si hay sustancias en los plásticos que resulten tóxicas para los organismos marinos, se debe estudiar su problemática en vertebrados e incluso en humanos porque si encontramos toxicidad en organismos marinos también serán tóxicos para nosotros”.

Ante las informaciones que hablan de islas de plástico que se están formando en los océanos, Beira señaló que las corrientes oceánicas hacen que las cosas que flotan se concentren en el centro de los océanos.

“Eso no significa que exista una isla, pero sí que la densidad de partículas de plástico sea más alta en unas zonas que en otras”.

“La conclusión a la que llegó la comunidad científica es que lo que está ocurriendo en el mar es que estos objetos de plásticos que nosotros pensábamos que quedaban allí, en realidad, aunque no se degraden biológicamente se van fragmentando”.

Microplásticos que llegan a ser invisibles

“Esa es la importancia de los microplásticos, porque son de un tamaño cada vez más pequeño y llega un momento que son invisibles a nuestros muestreos y no podemos detectarlos ni cuantificarlos”, dijo Beira.

“Esto es un problema que se está discutiendo actualmente, porque las partículas más pequeñas son las que realmente pueden causar un problema, por lo que tenemos que buscar tecnologías que nos permitan detectar estas partículas”.

Pero “también hay que decir una buena noticia y es que los niveles de plástico que se encuentran en los frutos de la pesca, en los pescados, son todavía muy bajos”.

“Lo que tenemos que intentar -continuó el catedrático- es que no siga aumentando, porque si ahora los niveles son todavía aceptables deberíamos intentar que no aumenten. Cada vez hay más concienciación sobre este problema, pero la producción de plástico aumenta constantemente, mientras que la industria del papel se ha estabilizado”.

“En 2016, según la organización PlasticsEurope, se generaron 322 millones de toneladas de plástico en el mundo, de los cuales 58 se originaron en Europa”, subrayó Beira.

“La producción de plástico no es sostenible porque se basa en recursos no renovables, no se degrada y sigue su producción con las muchas sustancias químicas que contiene. El plástico es un claro elemento de desarrollo no sostenible y por eso tenemos que crear alternativas”, concluyó Ricardo Beira.

Isabel M. Pita
EFEverde