«El COVID-19 está forzando al mundo a reconocer las lagunas y los aspectos desatendidos del flujo de residuos y la forma en que producimos, utilizamos y desechamos nuestros recursos sanitarios, desde la cuna hasta la tumba», afirmó la directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización.

La doctora María Neira destacó la necesidad de llevar a cabo un cambio significativo a todos los niveles en la forma en que gestionamos el flujo de residuos sanitarios tanto a nivel mundial como “hasta las plantas de los hospitales”.

Añadió que esta transformación es “un requisito básico de los sistemas de atención sanitaria inteligentes desde el punto de vista climático, a los que muchos países se comprometieron en la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y, por supuesto, de una recuperación saludable del COVID-19 y de la preparación para otras emergencias sanitarias en el futuro”.

Entre las recomendaciones del informe figuran el uso de:

  • Embalajes y transportes ecológicos
  • Equipos de protección personal seguros y reutilizables (por ejemplo, guantes y mascarillas médicas)
  • Materiales reciclables o biodegradables

También aconseja invertir:

  • En tecnologías de tratamiento de residuos que no requieran incineración
  • En logística inversa que apoye el tratamiento centralizado e inversiones en el sector del reciclaje para garantizar que los materiales, como los plásticos, puedan tener una segunda vida