La sequía meteorológica que de manera cíclica afecta a la República Dominicana alcanza su punto más crítico, pues las lluvias que se registraron previo y durante la Semana Santa no fueron suficientes para aumentar el volumen de agua de los ríos y presas más importantes del territorio nacional.
El fenómeno se perfila prolongado, de acuerdo a los datos suministrados recientemente por expertos en la materia. De hecho, el portal virtual “Economist Intelligence” abordó con anticipación la ocurrencia de este evento, en la publicación de un informe en diciembre de 2022 en el que advirtió que “República Dominicana, junto con Cuba y Haití, está entre los países con mayores riesgos de enfrentar ese fenómeno climático en 2023, lo que irremediablemente ejercería mucha presión en los recursos hídricos de muchas naciones y que esto se convertiría en un tema político en América Latina”.
Tales vaticinios se están cumpliendo, puesto que la marcada incidencia de esta anomalía climatológica ha derivado en el manejo de crisis por parte del Gobierno, que van desde la mitigación de los incendios forestales en parques nacionales, hasta la entrega de insumos a productores pecuarios de la Línea Noroeste y las expectativas de que una iniciativa similar se replique en San Juan y otras comunidades.
Esta problemática tendrá un impacto importante en la producción agraria nacional, ya que resulta más complejo enfrentar la sequía, lo que plantea un desafío para la seguridad alimentaria por el comportamiento de la naturaleza.
Si continuara este panorama, tal y como se prevé, se tornarían frecuentes los clamores de auxilio de relevantes sectores productivos, por temor a la quiebra y a caer en situaciones de impago en el financiamiento de la producción agro y pecuaria, con su efecto dominó en el desempleo y las limitantes para generar riquezas. Esta podría ser una herramienta de laborantismo político valioso en un año preelectoral, más aún, en momentos en que empieza a conocerse el posicionamiento de las preferencias electorales, lo cual propiciaría la redefinición del discurso opositor.
Cabe destacar que el período de sequía estacional abarca los meses de noviembre a abril, y según la Oficina Nacional de Meteorología, se intensifica en esta temporada. Momento que resulta especialmente atinado para fortalecer las capacidades del cuerpo de guardabosques, bomberos, y miembros de la sociedad civil que continuamente acuden a contribuir con el mejor de sus esfuerzos, los reiterados llamados de emergencia causados por los crecientes fuegos forestales.
El escenario se torna más borrascoso cuando observamos que la sequía también está afectando el presupuesto de muchas familias y pequeñas empresas que deben recurrir a la compra de agua para uso doméstico y comercial. Este panorama podría agravarse más por los efectos a la salud humana con la llegada esta semana de la primera nube de polvo del Sahara de este año.
Es importante agregar que gran parte de las presas del país se han visto impactadas por la sequía, y han disminuido en volumen como producto de un descenso de los caudales de los embalses. El Gobierno ha manifestado como prioridad, la optimización del uso para consumo humano, y la situación crítica en la que se encuentran requiere necesariamente de un uso racionalizado del agua, específicamente del agua potable, la cual debe ser garantizada como lo consagra la Constitución Dominicana.
Como se aprecia, la sequía es un tema complejo de consecuencias múltiples. Pero no es el único factor que contribuye al peligro que enfrentan los parques nacionales de cara a los incendios forestales agravados por este fenómeno.
Mientras no hagamos conciencia sobre la importancia del rol que juega cada habitante en el cuidado del medio ambiente, así como el impacto del cambio climático, y el uso abusivo y desproporcionado de los recursos naturales, estaremos en un círculo vicioso que se irá ensanchando hasta hacerse más difícil de controlar.
Es por este motivo, que resulta de suma urgencia una eficientización del uso del agua por parte de los sectores industriales, gubernamentales y domésticos, de manera sistémica y planificada.