Los resultados indican que las tasas de fusión basal alcanzaron una media de 14 milímetros al día y un máximo de 57 milímetros al día en agosto, cuando la temperatura del agua basal alcanzó los 0,88 °C. La tasa de fusión basal medida es dos órdenes de magnitud superior a las estimaciones anteriores para una capa de hielo y es comparable a la fusión impulsada por el sol en la superficie de un glaciar.

“Las observaciones de los pozos confirmaron que el agua de deshielo se calienta cuando llega al lecho”, afirma Christoffersen, y aclara: “La razón es que el sistema de drenaje basal es mucho menos eficiente que las fracturas y conductos que llevan el agua a través del hielo. La menor eficacia del drenaje provoca un calentamiento por fricción dentro de la propia agua. El calor generado por su caída está derritiendo el hielo de abajo hacia arriba, y la tasa de derretimiento que estamos reportando no tiene precedentes”.

El estudio presenta la primera prueba concreta de un mecanismo de pérdida de masa de la capa de hielo, que aún no se incluye en las proyecciones de la subida del nivel del mar en el mundo. Los resultados son significativos teniendo en cuenta que el volumen de agua superficial que se produce en Groenlandia es enorme y creciente, y casi todo él drena hacia la base.