BIGtheme.net http://bigtheme.net/ecommerce/opencart OpenCart Templates
Inicio | Articulistas | EL DRAMA DE LAS TORTUGAS MARINAS DOMINICANAS

EL DRAMA DE LAS TORTUGAS MARINAS DOMINICANAS

eleuterio-martinez-mini1Pescadores de la costa oriental del país denuncian que los nidos del Tinglar  son saqueados y sus huevos vendidos en los hoteles y restaurantes establecidos en los centros turísticos locales 
 

Para esta época del año algunas de las cuatro especies de tortugas marinas que visitan las costas dominicanas utilizan las playas para hacer sus nidos y reproducirse. Es el caso particular del Tinglar o Eretmochelys imbricata, que utiliza como sitio de postura las reas de arena de las dunas que se forman por el oleaje del mar en la franja costera que va desde La Vacama, pasando por Uvero Alto, Macao, Punta Gorda y Cortesito hasta llegar a Bvaro. 
Alberto Castro Peralta, un distinguido munícipe de la sociedad higüeyana y miembro de la Asociación de Pescadores de la Costa Oriental, quien combina sus actividades profesionales con la pesca recreativa, acaba de denunciar que personas desaprensivas se están dando a la práctica de escarbar los nidos que hacen las tortugas en las playas de la costa oriental, particularmente de la zona de Uvero Alto y de la Va Panormica Costa Azul que va desde Macao hasta Punta Gorda. Los huevos colectados son llevados luego a los restaurantes y hoteles instalados en las zonas turísticas de Bávaro, Cortecito y Punta Cana, donde los venden a cualquiera que se interese en la compra. Siempre se ha dicho que los huevos de tortugas y en particular del Tinglar, tienen propiedades afrodisíacas, razón por la cual los utilizan para promocionarlos y comercializarlos. 
Las prácticas de recolección y venta de los huevos de tortugas no son nuevas, pues siempre se hacen denuncias en ese sentido y los »inspectores de costas» se mantienen al acecho para tratar de evitarlas. Sin embargo, esta vez la cosa es más seria y son los mismos pescadores quienes muestran su preocupación por la situación, pues por las noches, cuando las tortugas salen del mar y comienzan a merodear por las playas hasta que seleccionan un sitio donde ponen sus huevos, se ha visto a personas que se dedican a observar estos reptiles en sus tareas de postura para luego ir a recoger los huevos. 
Esta es una de las tantas amenazas que sufren las tortugas marinas al llegar a las costas dominicanas, pero se están dando casos peores que deben ser frenados por los compromisos que el país ha asumido de cara a la comunidad internacional. Este no debe ser el saludo de bienvenida que le demos a estas mensajeras del mar. 
 

LAS TORTUGAS ENTRE LOS ANIMALES M_S AMENAZADOS DEL MUNDO 
La Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo hace un recorrido por la zona oriental en compañía del grupo ecologista local »Manglares del Este y constatan otras anomalías

Los reptiles se cuentan entre los animales más inofensivos que existen sobre la Tierra, sin embargo, siempre han despertado temor entre los seres humanos por su aspecto de seres extraños ancestrales que llegan hasta el presente recorriendo tiempos pretéritos, donde las bestias reinaron y dominaron la vida sobre el planeta. Quizs sea esa la razn (alimentada por la ignorancia) por la cual casi siempre se les persigue, se les maltrata, se les acosa y en la mayoría de los casos se les da muerte. Eso ha ocurrido históricamente en nuestro país con las culebras, con las iguanas y ahora con las tortugas marinas y jicoteas o tortugas de agua dulce. 
Los amigos lectores del LISTIN DIARIO deben recordar el caso de »MOCHITA», la anciana tortuga que cometió el pecado de salir a poner sus huevos en la playa de la costa oriental del muelle de Haina, donde encontró la muerte, pues un grupo de personas la recibieron a palos hasta destrozarle la cabeza. Esta acción criminal fue filmada y pasada por casi todos los canales los de televisión de alcance nacional y además de las reseñas periodísticas, también se llevó un par de editoriales en los medios periodsticos, demostrandose con ello, la consternacin creada entre quienes vieron el caso.

LA UNIVERSITARIA

Pero no solamente »Mochita» ha logrado sensibilizar a los periodistas y a la opinión pública nacional. También debemos recordar a la »Universitaria», otra tortuga marina que en medio de la algarabía y el bullicio del malecón, tuvo que acercarse a Güibia y llegar hasta el »Club de Profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo» para encontrar un espacio donde poner sus huevos, pues en todo el litoral costero que da hacia esta urbe, no existe un espacio tranquilo donde estos quelonios puedan reproducirse libremente, el »desarrollo» ha dispuesto otra cosa y ellas no cuentan dentro de nuestros intereses. 
Rubén Corona, presidente de FAPROUASD para aquel entonces nos cuenta que esta tortuga marina llegó hasta este recinto recreativo universitario alrededor de las 11:00 de la noche y ante la mirada atónita de los presentes, comenzó a dar vueltas sobre la arena. Todos la observaban de lejos con tal de no asustarla y despus de dos horas y media perdi la vergenza y decidi escoger un rinconcito para escabar y hacer un hueco en la arena y all depositar la carga de esperanza que llevaba en sus entraas. Hasta ese momento todos los presentes disfrutaban sanamente y sin mayor preocupación, sin embargo la presencia de este enorme animal marino (era una tortuga gigante), cambió el orden de las cosas y a partir de ese instante nada llamó más la atención que los escarceos de este reptil para ocultar su pudor, para resguardar la intimidad a que tiene derecho. 
Pero nada, no hubo forma de que los ojos humanos se apartaran de ella y despues de largas horas, a las 4:15 A. M. terminó de poner sus huevos, los tapó con la misma habilidad de siempre y los abandonó a su suerte, volviendo a seguidas al mar, su morada definitiva. Gracias a Dios, el lugar era un área reservada con vigilancia permanente y el mismo profesor Corona impartió instrucciones para que nadie se acercara a destapar el nido para ver los huevos. Es ms, se declar este minirecinto ecolgico como »área restringida» por el tiempo que duró el período de incubación, pues al día siguiente se llevó la noticia al Centro de Investigación de Biología Marina de la UASD (CIBIMA). Las tortugas estaban confundiendo el club con una »maternidad». 
Posiblemente la maternidad de tortugas estuvo allí primero que el club universitario, pero aceptando la realidad de los hechos, el personal de CIBIMA, parte del cual también labora para el »Acuario Nacional», como expertos en estos asuntos, se hicieron cargo del caso y cuando llegó el momento del nacimiento de los neonatos, fueron recogidos y llevados a las instalaciones de esta dependencia para garantizar su supervivencia. Pero esta historia debió contársele a Mario Vargas Llosa cuando vino al país y se preocupó por los problemas nacionales, particularmente de la frontera domínico-haitiana y del folklor político criollo. Si Vargas Llosa hubiese pensado que estábamos despistados y no nos hubiese hecho caso, an as creemos que este tema tena nivel suficiente como para que se le comunicase oficialmente a Gabriel Garca Marques, el cual pudo haber sido el argumento central de una de sus novelas. Y no solamente los casos de »Mochita» y la »Universitaria» ameritan atención, sino del drama no menos espectacular que sufren sus parientes lejanos, las iguanas y los cocodrilos que permanentemente son acosados, molestados o eliminados sin razones justificadas.

REGION ORIENTAL

La costa oriental del país, desde que estas tierras emergieran del fondo del océano Atlántico y mucho antes de que llegaran los españoles, siempre fue el hábitat natural de las tortugas marinas, particularmente utilizada como su zona de apareamiento y reproduccin. Es conveniente saber que estos curiosos reptíles marinos se aparean y ponen sus huevos en la arena, nunca en el mar, la Madre Naturaleza no les enseñó otro modo para perpetuar la especie y mientras ellas no puedan cambiar sus hábitos, tendrán que competir con los humanos por un espacio donde puedan colocar su simiente para garantizar su existencia futura. Esa es una tarea difcil y donde ellas tienen todas la de perder porque apesar de que la playa no es el hbitat humano por excelencia como ocurre con ellas, nosotros nos hemos apropiado de aquellos ambientes para ejercer un derecho (la recreación) que colide con otro derecho primario (la reproducción), el cual les asiste por encima de cualquier concepto o mecanismo racional. Pero lamentablemente las tortugas no entienden nada de globalizacin y tendrn que pagar con su vida el precio de los apetitos e intereses humanos. 
Y precisamente eso es lo que está pasando en la costa oriental del país. Todo el litoral costero, desde Los Haitises hasta Miches, desde las lagunas Redonda y Limón hasta la laguna de Bávaro o su vecina laguna El Cuerno, desde Punta Cana hasta Juanillo y San Rafael del Yuma, entre la isla Catalinita, la Saona y su otra hermana legítima (la Catalina) y desde Bayahibe hasta La Romana o San Pedro de Macorís, históricamente ha sido del dominio de las tortugas marinas y esto fue as hasta ayer, pues hasta donde conocemos y apesar de que nuestros aborgenes estaban poblando esta zona a la llegada de los europeos, la convivencia en armona entre reptles y humanos siempre se dió. 
Ahora las instalaciones turísticas están ocupando por completo las áreas de anidamiento, pues solamente las playas pueden ofrecerle un lugar a decuado donde las tortugas puedan escarbar y colocar sus huevos para que luego el sol los caliente y contribuya al proceso de incubacin o desarrollo embrionario de los y las torutuguitas (neonatos). Pero no conformes con ocuparle su espacio vital (porque es el nico medio de reproducirse), tambin nos estamos dando a la tarea de recogerle los huevos inmediatamente después de ser depositados en los nidos por las tortugas, es decir, mucho antes de que estos logren incubarse y eclosionar. ¿Que suerte la de estos hijos de Dios!

CADENA DE AGRESIONES

La Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo se trasladó a la comunidad de Cabeza de Toro en compañía del grupo ecologista local Manglares del Este (una entidad conservacionista que realiza su labor en defensa de la naturaleza higüeyana y las riquezas naturales de esta parte del pas), como parte del seguimiento que se le está haciendo a los ecosistemas del litoral oriental de la isla y en particular de la Laguna Bávaro que está siendo alterada permanentemente por el empuje del desarrollo turístico y la presión creciente fruto del incremento de la actividad humana que se genera. 
En este refugio de fauna silvestre no son las tortugas marinas las que están en peligro, sino sus hermanas las jicoteas (tortugas de agua dulce), las cuales están siendo capturadas junto a los pecesitos que habitan en la laguna, pues todavía se mantiene la práctica de pesca con tramayo, es decir, con redes que recogen toda forma de vida y en particular del pecesito »Ciprinodon higüey» que es endémico de allí, su única casa y por lo tanto, amenazado en grado sumo. De igual manera se comprobó que parte del manglar está siendo sepultado con lodos extraídos de la costa y que parte de la vegetación palustre que se desarrolla junto al manglar, est siendo afectada por el gasoil y otros contaminantes que se arrojan directamente y en el entorno de este cuerpo de agua. 
De igual manera Manglares del Este recorrió la zona de Uvero Alto y comprobó que se sigue extrayendo arena de las playas para las construcciones que se realizan en la zona y algo más grave todavía, se le está pegando fuego a la Enea (Tipha domingensis), una planta acutica que cubre los inmensos humedales que se desarrollan frente a la costa desde La Vacama hasta prcticamente la desembocadura del ro Anamuya, por ser el rea donde los ros Yon, Duyey y Maimn descargan sus avenidas antes de llegar al mar (el Duyey al menos nunca llega al mar, se queda alimentando a los humedales). 
Cuando a los moradores de la zona se le pregunta para qué se incendia la Enea y el resto de la vegetación palustre, simplemente dicen desconocer las razones o alegan que se va a continuar la carretera de La Vacama que conduce a los proyectos agrarios de allí hasta conectarla con la costa, es decir con la zona hotelera en formacin en Uvero Alto. Estos humedales tambin protegidos en el »Monumento Natural Albúfera de Maimón», constituyen el hábitat de grandes poblaciones de aves migratorias, además de ser el refugio natural de las jicoteas y el resto de la fauna acuática que abunda en los pantanos.

RECOLECCION DE HUEVOS

Cuando Alberto Peralta se percató de que los recolectores de huevos de las tortugas marinas lo hacían con fines pecuniarios, es decir, los recogían para llevarlos a vender a los restaurantes y hoteles de la costa oriental, sin que apareciese una autoridad competente para controlar esa práctica malsana, decidió acercarse a sus amigos ecologistas de »Manglares del Este» para hacer la denuncia y buscar la forma de parar esta situación que a él y los demás pescadores de la zona le inquieta sobremanera porque ellos tienen conciencia del daño que significa »matar antes de nacer» y como su hobbie es la pesca respetuosa (solamente capturan lo que luego consumen con su familia, no se trata de una pesca comercial), no quisieran hacerle daño a la fauna ni a la naturaleza que los acoge. 
El doctor Rafael Chaves, presidente de »Manglares del Este» y con conocimiento de estos y otros daños que se le están causando a los ecosistemas de la región, hace un llamado a las autoridades del Departamento de Vida Silvestre para que envíen sus inspectores a constatar la gravedad de esta situación y se ofrece para acompaar a cualquier autoridad que tenga competencia para enfrentar estos problemas que estn perturbando gravemente la ecologa en esta regin del pas. 
Por su parte, la Comisión Ambiental de la UASD ofrece sus servicios para ayudar a las autoridades nacionales a buscarle una solución a los problemas ecológicos antes descritos. Los profesores y especialistas de la Universidad están en capacidad de conducir y realizar los estudios que sean pertinentes para apoyar las decisiones que sean pertinentes. 

UN REQUIEN POR LAS TORTUGAS 
Todas las especies de tortugas marinas del mundo se encuentran en peligro, son los animales más amenazados del patrimonio común de la humanidad, por lo que tienen protección permanente de parte de la comunidad internacional, cuya preocupación en torno al asunto ha sido expresada en varios convenios, acuerdos o tratados internacionales que como el CITES (del cual la República Dominicana es signataria), regula o controla estrictamente el trfico de las especies amenazadas. Esta voluntad tambin fue reforzada en el convenio sobre la »Diversidad Biológica» que nuestro país firmó en el marco de la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro – Brasil) y luego fue refrendada por el Congreso Nacional. 
Por la facilidad con que son capturadas y su uso tan extendido en todo el mundo, las tortugas marinas fueron de los primeros animales que el Ser Humano se percató de que estaban amenazados y por ello se cuentan entre los que encabezan la »lista roja» de especies en extinción elaborada por varios organismos internacionales, particularmente por la UICN (Unión Mundial para la Naturaleza) y el WWF (Fondo mundial para la Naturaleza), que permanentemente están monitoreando los recursos vivos del planeta. En el océano Atlántico existen seis especies de tortugas y cuatro de ellas (Chelonia midas o Tortuga Verde, el Caguamo o Caretta caretta, el Carey o Demochelys coriacea y el Tinglar o Eretmochelys imbricata), vienen a las costas dominicanas en busca de alimento, refugio y espacio para su reproducción. 
De ahí la necesidad que tiene el Estado dominicano a través de sus instituciones de brindarle la protección que las leyes nacionales y los acuerdos internacionales demandan para estos reptiles. Es un deber de nosotros los dominicanos como ciudadanos del mundo y como hijos de Dios, preocuparnos por la suerte de estas criaturas tan singulares que visitan las costas de esta isla mucho antes de que nosotros naciéramos como especie. Aunque en medio del fragor de esta campaa poltica, estos asuntos no preocupan a nadie, es posible que alguien se de cuenta que despus del 16 de mayo, este pas y sus recursos deben continuar y es por ello que no podemos hacernos de oidos sordos ante el »lamento de las tortugas», pues aunque no se lo reconozcamos, ellas también tienen derecho y son accionistas de este espacio físico que hoy nos disputamos.