Nuestro ruido tendrá peores consecuencias

Gracias a un nuevo estudio global fue posible identificar futuros ‘puntos críticos acústicos’ en los océanos. Dichos cambios en los paisajes sonoros de los mares podrían afectar las actividades esenciales de la biota marina, puesto que cuanto más cálidas sean las aguas el sonido se propaga con mayor rapidez y se mantiene por más tiempo.

El estudio fue llevado a cabo por científicos de la Universidad Memorial de Terranova y Labrador y publicado en la revista Earth’s Future. En él se explica que, el equipo calculó los efectos que la profundidad, la temperatura y la salinidad pueden tener en la futura modelación del paisaje sonoro, en lo que constituye la primera estimación a escala mundial y vinculada al clima de la velocidad del sonido dentro del océano.

En el Mar de Groenlandia y en un determinado punto del Océano Atlántico noroccidental situado al este de Terranova, los expertos hallaron dos puntos críticos, en donde a profundidades de entre 50 y 500 metros se podría esperar el mayor cambio.

Es probable que, en estas aguas la velocidad promedio del sonido se incremente en más del 1,5%, lo que equivale a unos 25 metros por segundo desde la superficie hasta profundidades de hasta 500 metros. Y dado que no se experimenta una disminución real en la emisión de gases de efecto invernadero, dicho aumento se produciría a fines del presente siglo.

El Ártico se lleva la ‘peor parte’

Los autores del estudio vaticinan, que en el Ártico será donde se experimente el mayor impacto del cambio climático, especialmente en una determinada zona en la que todos los factores, según las predicciones se juntarán de tal forma, que los resultados podrían superar las más oscuras predicciones.

El paisaje sonoro del océano está compuesto por una cacofonía de vibraciones, que son producidas por fenómenos naturales, organismos vivos, extracción de recursos y/o tráfico marino. A 50 metros de profundidad en las cálidas aguas ecuatoriales la velocidad del sonido es de 1520 metros por segundo, en cambio en el gélido Ártico es de 1450 metros por segundo.

Si se cambian estos parámetros, los animales que dependen del sonido subacuático para realizar sus actividades más básicas: alimentarse, migrar, encontrar pareja, criar a su progenie, evitar a los depredadores o luchar por sus territorios, se verían completamente desorientados y desvalidos.

Cambios en los paisajes sonoros

Además de los puntos críticos antes mencionados, el nuevo estudio determinó que, a profundidades de 50 metros hay un aumento del 1% en la velocidad del sonido en otros lugares del mundo como en el noroeste del Pacífico, el mar de Barents y el océano Austral y que, en el Golfo de México, el Océano Ártico y el sur del Mar Caribe el incremento se verifica a 500 metros.

La sumatoria de aumentos en la presión, la salinidad y la temperatura de las aguas incide directamente, en la distancia en la que se mueve el sonido bajo el agua y en su velocidad. Y si bien la investigación se centró en determinados puntos críticos cuya variabilidad climática era mayor que la estacional y muy evidente dentro de la incertidumbre del modelo, es factible trasladar sus predicciones a otros puntos del globo, lo que podría afectar gravemente a la fauna y flora marinas, especialmente a las especies que ya están en peligro de extinción.