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CONSULTORIO ECOLÓGICO. Extracción de arena de los río

ING. ELEUTERIO MARTÍNEZ/ESPECIALISTA EN RECURSOS NATURALES
ING. ELEUTERIO MARTÍNEZ/ESPECIALISTA EN RECURSOS NATURALES

P. Profesor, ¿qué está pasando con la extracción de arena de los ríos? pues se alega que todo se hace con permiso oficial, pero las extracciones del Yuna, por ejemplo, se hacen con maquinarias privadas; en CAEI se están arruinando los suelos agrícolas para extraer los áridos del subsuelo y lo peor de todo, sigue ocurriendo en la Lometa de Cabarete y los ríos Veragua y Yásica.

R. No han valido las normas de extracción de agregados, los decretos específicos para enfrentar el problema de la destrucción de los cauces de los ríos, ni siquiera la ley de leyes en materia ambiental, N° 64-00; pues los intereses creados tienen más fuerza que todos estos instrumentos legales y no solo burlan la autoridad de los ministerios envueltos, sino que son capaces hasta de doblegar la voluntad de los mismos presidentes de la República, como ocurrió a comienzos del presente milenio.

Mientras se arruinan los cursos de las principales fuentes acuíferas del país y los hijos de Quisqueya pegamos el grito al cielo al ver destruirse estos bienes comunes de la nación en favor de particulares, tenemos que conformarnos con los argumentos sin fundamento técnico ni científico, de que el desarrollo no puede detenerse y que con la canalización de los ríos, se le está haciendo un gran favor al país.

Quisiéramos conocer un solo caso de un río canalizado, de todos los que se han destruido y arruinado recientemente como Nizao, Yuna, Yubazo, Masipedro, Nigua, Baní, Jatubey, los dos Yaques, Haina… entre otros para quienes el Ministerio de Medio Ambiente viene extendiendo permisos para su canalización.

Tiene que existir aunque sea un solo caso y demostrar que no solo importa el lucro ante el deterioro físico de los cauces empedrados, los bosques de galería arruinados y la vida acuática desaparecida. ¿Es que a nadie espantan las ruinas de Cambelén? Por Dios, ¡qué estamos haciendo!

Claro, el desarrollo no puede detenerse, aunque tengamos que arruinar los suelos productivos de CAEI, porque las torres de la Av. Anacaona, de la Sarasota y sectores rascacielos, tienen mil veces más valor que los campos de caña, dos o tres libras de yuca, batata y hortalizas que puedan producirse allí.

Ojalá la naturaleza no termine cobrándonos la imprudencia y la falta de inteligencia. El ser humano y específicamente nuestras autoridades, deben mirar las huellas, las heridas que le estamos infiriendo a nuestra Madre Tierra.